Es inocultable que la Policìa Nacional fue creada por el tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, como fuerza de choque y para ejecutar bajo torturas a lo mejor de la juventud, muy especial aquellos que eran denunciando por los Calieses como opositores al régimen.
A partir de ese 2 de marzo del año 1936, esta entidad que literalmente es responsable de la vigilancia y seguridad ciudadana, la historia les atribuye crímenes y acciones arbitrarias contra la población, pocas veces castigados por las autoridades del Poder Judicial.
Ajusticiado el tirano en 1961, los gobernantes de la nación dominicana han hablando de depurar, humanizar y transformar las filas policiales, pero los intentos han sido fallidos.
El presidente Luis Abinader no ha sido una excepción, porque a poco tiempo de asumir el poder ha dado muestras de su empeño por mejorar la imagen tan obscura de la Policìa, entendiendo que para su gobierno es clave para garantizar la paz y sosiego de los dominicanos.
El disponer alzas en sus salarios y otras medidas para mejorar sus condiciónes de vida, son acciones que deben ser acompañada de una seria depuración de todas sus filas, que solo termine cuando se entienda que no hay gatillos alegres, criminales y corruptos de poca monta.
Entendemos que si no se puede pasar el bisturí a la actual Policìa, entonces abocarse a crear otro organismo de seguridad con mujeres y hombres probos.
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