Hola, ¡Dios te bendiga! nos alegra el poder encontrarnos contigo nueva vez por esta vía y poder profundizar en Dios junto a ti.
En esta oportunidad hablaremos de un tema que se adentra en nuestra realidad de hoy día, con todo lo que hemos vivido en los últimos meses hay una verdad que se ha visto cuestionada en cuanto a como nosotros reflejamos la unidad, si realmente entendemos lo que es y de quien realmente viene.
La unidad proviene de Dios y esta es parte esencial de su naturaleza
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” Deuteronomio 6:4
Cuando hablamos de la unidad siempre debe estar dentro de este contexto que Dios es uno, y esta unidad consiste en tres personas con roles definidos, lo que nos hace entender qué es tan real la unidad de Dios que nunca hay muestra de diferencias o desacuerdos entre lo que él es.
Todo el antiguo testamento habla de El Dios de Israel y los dioses de las otras naciones, Jesús identifica al padre y la relación que tiene con El y posteriormente habla de enviar al Espíritu Santo que también provenía del padre lo que nos hace entender que solo el Padre puede proveer esta unidad ya que está es su naturaleza, pero esta no llega sin que haya primero un quebrantamiento que nos lleve al arrepentimiento y esto trae la unidad o la comunión o unión común.
Entonces la pregunta sería, ¿Qué nos divide? ya que el padre nos une…
“Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra. En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento.” Sofonías 3:8-9
La verdadera unidad parte desde el ámbito de lo profético ya que es la forma de Dios mostrar cual es la intención con la cual hace y permite que pasen las cosas.
“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel sus compañeros. Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano. Y cuando te pregunten los hijos de tu pueblo, diciendo: ¿No nos enseñarás qué te propones con eso?, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo el palo de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel sus compañeros, y los pondré con el palo de Judá, y los haré un solo palo, y serán uno en mi mano. Y los palos sobre los que escribas estarán en tu mano delante de sus ojos, y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. Ni se contaminarán ya más con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por pueblo, y yo a ellos por Dios.”
Ezequiel 37:15-23
Es desde dentro de nosotros, de nuestra naturaleza que se manifiestan todas las cosas que provocan que estemos divididos.
La obediencia es requerida por Dios para que podamos acceder a la bondad de su naturaleza y con esto vencer la naturaleza de oposición que está en nosotros desde Adán. El razonamiento es opuesto a la fe y sin fe nunca podremos agradar a Dios
El hombre es presa de sus pensamientos cuando no se hace consciente de ellos y el que no controla sus pensamientos se convierte en esclavo de sus circunstancias.
Debemos cambiar todo esquema de pensamientos que nos hacen egocéntricos, autosuficientes e independientes. Solo rompiendo y renovando estas estructuras mentales podemos entrar en la obediencia requerida para convertirnos en los conquistadores que Dios quiere que seamos.
Espero que lo que hemos tratado hoy te lleve a la autorreflexión y puedas realmente evaluar cual es el concepto que tienes de unidad, y si realmente se asemeja a al concepto de nuestro Dios y su naturaleza. Nos leemos en una próxima, Dios te bendiga.