La vacuna no resuelve el problema, pero alivia.
Es tal el grado de agobio y desgaste emocional a que ha llegado la gente con la pandemia, que con inyectársele agua en nombre de la vacuna recupera la sensación de seguridad y comienza a superar el pánico.
Sin descontar la agresividad del virus, el pánico generado por la infoxicación o exceso de información por las redes sociales y los medios tradicionales que durante un año no han manejado otros temas que el Covid, sirve para medir el impacto psicológico devastador del Coronavirus en el referido período.
La humanidad conoce de muchas pandemias, pero la del Covid rompió récords en número de fallecidos por día, cantidad de países, por las muchas veces que ha hecho fallar a los organismos de monitoreo y control de la enfermedad.
Como los daños psicosomáticos del Covid, son numéricamente mayores a los somatopsíquicos, la apuesta ahora pudiera ser fortalecer el sistema inmunológico de las personas como la opción válida y segura para evadir la vacuna.
La vacuna sólo proporcionará a las personas sensación de seguridad, pero no deben descontinuar el protocolo anti covid-19: uso de mascarilla, distanciamiento físico y lavado de manos.
Quienes construyan la cultura de fortalecer las defensas inmunológicas saben que están en guerra contra el virus y no descuidarán consumir jugos verdes, el jarabe natural en base a miel de abeja, limón, sábila, ají morrón, ajo y cebolla.
Es aconsejable edificar la cultura del jarabe y del jugo verde porque inmunizan de forma permanente, la vacuna tiene fecha de caducidad.
A la luz de los beneficios que aportan estas fórmulas caseras y muy económicas, bien pudiera el gobierno fomentarlas a través de diversas instancias y todas las vías posibles.
Los centros escolares, centros de salud, sistemas de transportes, medios de comunicación forman parte de una red interminable e inagotable de crear el lema o eslogan: con jarabe natural o jugo verde cada día, enfermedades evitarías.