La metafísica ha sido uno de los mayores dolores de cabeza para los filósofos. Y será en el punto ontológico donde abordaré el tema del SER como verbo, esencia, acto, potencia, perfección, fenómeno, intención, absoluto, devenir, temporalidad o libertad.
Los antiguos filósofos consideraban al SER como algo inmutable, eterno e indivisible. Mientras que Parménides lo considera como algo abstracto y gramatical. Aquello que lo hace ser frente a esa realidad, y en la que predomina una interpretación abstracta, subjetiva y confusa de la realidad.
Pero, ¿qué es SER? ¿Cuál es la existencia misma del SER? ¿Dónde habita el ser? ¿Cuál es la vida que debe seguir el SER? La existencia del SER depende del ente? ¿Cuál es el problema del SER? El SER es independiente del ente? ¿Qué mueve al SER para actuar de ese modo?. Para encontrar respuestas recurriremos a dos corrientes, la idealista y la existencialista.
Siendo Hegel el punto de partida, entiende que “la realidad es un proceso histórico” capaz de influir en el SER.
Es decir, el SER está marcado por patrones morales, religiosos, sociales o de índole político que lo incapacita para cuestionar la autoridad o simplemente moverse hacia un propósito o fin; siendo estos los limitantes para alcanzar el absoluto.
¿Por qué ocurre? Hegel entiende que esto sucede por la falta de “conciencia histórica” que impera en el SER.
Carente de una conciencia histórica, el espíritu-mente-idea o como él le llama el geist, se mantiene bajo múltiples contradicciones como dinámica natural que operan de manera independiente e inconsciente del SER. En la que esas tensiones lo arrastran a ser o no ser. Siendo allí el punto que lo lleva a un cambio.
Antes esa dinámica de intento de cambio, entre ser o no ser, merman las tensiones con su opuesto; las cuales necesario para llegar SER.
Entre el SER y su opuesto se produce una reconciliación como ley natural para lograr alcanzar una mayor compresión de la realidad.
La metafísica a la que hace referencia el idealista Hegel en La fenomenología del Espíritu es un SER que trascendencia hacia a la autoconciencia. Donde las tensiones se superan, no solo en el plano Inmanente, también inminente en sí mismo.
Siendo capaz de dar paso a un devenir definitivo. Una transcendencia que logra alcanzar el absoluto como realidad última de la existencia.
Por otro lado está Kierkegaard, su tesis se centra en la búsqueda de la esencia misma como valor humano.
Éste basa su teoría, en que la morada del SER siempre está inmersa entre la angustia y el sufrimiento de los placeres.
Esos placeres que hacen sentir al SER abrumado o confundido, el cual termina ante una soledad de la existencia que impide que se logre alcanzar la libertad.
El ser ante los placeres se ve incapacitado, perdiendo toda autonomía y la posibilidad de razonamiento cuando éste se aparta de toda vida religiosa o espiritual.
Una vida espiritual o religiosa como verdadera existencia de SER que lo conduce a la libertad o la cárcel. Y donde estas incertidumbres hacen que el SER se refugie en un Dios para que pueda llevar el curso de esa existencia.
La respuesta Sökek resume que el SER acude al espíritu como un Dios que lo gobierna todo, la realidad y la existencia están puestas bajo la mirada de él.
¿Está resuelto el problema del SER hasta aquí?