Históricamente ha sido notable la mala práctica en la administración de la educación dominicana, al punto que podría parecer como si se tratara de una agenda programada por los diversos gobiernos que han transitado por la administración de la república. En todo momento se ha dejado de lado la escuela hostosiana, la cual visualiza la educación como elemento fundamental para el desarrollo de los pueblos. La escuela dominicana aún espera sea puesto en práctica el modelo educativo fundamentado en la ciencia y no en el dogmatismo, para de esta manera construir una sociedad que procure la investigación, y no el no el modelo repetitivo que se ha impuesto desde las altas esferas del Ministerio de Educación.
Es una necesidad urgente focalizar todos los esfuerzos necesarios para desarrollar el aprendizaje en el aula, la cual es el especio determinante para la prosperidad del conocimiento y de esta manera invertir la realidad educativa del pueblo dominicano.
Debe llamarnos la atención las mediciones que se llevan a cabo cada año a los estudiantes de los diversos niveles de la escuela dominicana, los cuales se les aplican unos instrumentos con estándares internacionales, entendiendo que los estudiantes dominicanos podrán tener igual desarrollo académico e intelectual que los de otros países, donde la inversión en educación es sumamente más alta, pero además existe mayor interés de los gobiernos para el desarrollo de la misma. Al momento de evaluar un estudiante se debe considerar diversos aspectos fundamentales, tales como: la realidad social, las condiciones físicas del centro educativo, la carencia de recursos pedagógicos, las condiciones alimenticias, entre otros factores que son determinantes y que inciden de manera directa sobre el aprendizaje del estudiante.
El recién designado Ministro de Educación en diversas ocasiones ha referido los males de la educación dominicana, cómo que la
fiebre está en la sabana, obviando que los sectores de poder son quienes en su afán de acumular riquezas se han convertido en la retranca de la escuela pública. El nivel de reparto perpetuado en el MINERD se ha expresado en todo el sentido de la palabra, acaso no es de conocimiento público lo ocurrido en el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil, o la cantidad de recursos que se erogan para la propagando y publicidad del Ministerio, o el jugoso negocio de los libros de textos. Pareciera cómo que el actual ministro ha sido traído de otra galaxia, el cual desconoce el mercado en el que ha sido convertido algo tan vital para el avance de una sociedad, cómo lo es el Ministerio de Educación. En su afán de darle curso al comercio de la educación, uno de sus primeros encuentros ha sido justamente con los buitres que aparecieron luego de que se asignara el 4% del Producto Interno Bruto para la educación dominicana.
Recientemente el Ministro de Educación anunció, que la referida institución recurrirá al alquiler y uso de espacios como una medida para contrarrestar la sobrepoblación estudiantil existente. Mientras se hace público este anuncio tenemos centros educativos en más de un 90% de construcción, a los cuales no se ha referido y si ciertamente existe algún nivel de preocupación por la sobrepoblacion escolar debe manifestarse en la conclusión de las escuelas que al día de hoy se encuentra paralizada su construcción, la cual sería una salida definitiva y no momentánea como la que ha planteado Ángel Hernández. Otro elemento a considerar, sería el acondicionamiento de esos espacios que serán tomados como aulas improvisadas y el suministro de los recursos didácticos, pedagógicos y económicos para el cumplimiento y desarrollo del programa educativo.
El Ministro de Educación Ángel Hernández corrobora en todo el sentido de la palabra lo que hemos expuesto anteriormente.
“Hay que orientar todos los esfuerzos del MINERD y todos los recursos humanos al aula ya que es aquí donde se desarrollan procesos educativos, porque el trabajo hay que hacerlo con las perspectivas al aula, que es lo principal, y es donde la sociedad fracasa o se desarrolla”. Cómo dicen en mi campo “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
Mientras desde la administración pública no se desarrolle un plan a largo plazo de cómo ciertamente debe desarrollarse un sistema educativo, seguiremos siendo víctima de las maquinaciones de la oligarquía, quienes son los beneficiarios en todo momento de los recursos que deben ser destinado para impacto social, en este caso, para el avance de la educación dominicana.