Cada día me siento más preocupado por la situación social que vive República Dominicana. El día 31 de agosto de este mismo año observé como miles de seres humanos salieron a las calles de San Francisco de Macorís en procura de obtener una tarjeta del mal llamado plan social de la presidencia, miles de señoras, jóvenes, ancianos y enfermos se atestaban bajo un sol con una calentura propia de la destrucción del medio ambiente.
Por los alrededores de mi oficina legal casi no se podía transitar. Se acerca un joven y me cuenta que el señor presidente estará por aquí hoy, entonces entendí porque la remoción de masas. Los funcionarios tenían que hacer ruido y la mejor manera era dando a los pobres una migaja de los recursos que ellos indignamente manejan a costa de los infelices necesitados.
Pensé de inmediato que no era necesario usar esa forma contra la dignidad de esos seres humanos, quienes inocentemente son usados y manipulados a costo del hambre que padecen para andar de ese modo.
Pienso que es más honesto y digno reunir a todos nuestros líderes comunitarios: presidente de asamblea, presidentes de juntas de vecinos, pastores cristianos y que estos hagan un censo donde realmente se establezca quienes son los más necesitados de su comunidad o sector, donde verdaderamente se sepa quiénes son las personas, que por una condición física o de salud, realmente necesiten esa ínfima donación.
Pero a los malos políticos le interesan las multitudes, el grupete, para ser ver al presidente que su partido y sus líderes se encuentran en la cima del interés del pueblo y así ir empujando para proponer que este tiene que reelegirse por estar realizando una buena gestión presidencial.
Con las multitudes aglomeradas, lo que se pudo observar es que la pobreza se está multiplicando, los pobres siguen en aumento, fruto de la desigualdad social y la ambición de los poderosos, no se piensa en los verdaderos necesitados de nuestro pueblo como lo prometió el mal llamado cambio, el cual se ha ido convirtiendo en un círculo vicioso de necesidades no realizadas ni de obras concluidas. Hoy tenemos combustibles por las nubes, intereses bancarios más altos, canasta familiar más costosa para la mayoría, inseguridad que no nos permite diversión sana y amigable, en fin una decepción colectiva nacional.
Este gobierno se ha quedado rezagado solamente con un discurso de lucha contra la corrupción y promesas vacías, nada nuevo ni próspero; que pueda crear un signo de esperanza en la población dominicana. Tenemos una nación con un gran potencial económico, que bien repartido y administrado podría constituirse en una fuente de desarrollo para todos los sectores sociales de nuestra nación.
Lamentamos como los jóvenes no encuentran una fuente de trabajo que le permita pensar en un desarrollo sostenido donde se enmarque su esperanza de tarde o temprano poder disfrutar sanamente del esfuerzo contenido en su trabajo, crear una familia, tener bienes necesarios para vivir, en fin ser ente de desarrollo para la comunidad en general.
Esperamos que las gestiones de los administradores nacionales contribuyan a realizar un verdadero proceso de desarrollo nacional.
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Lic. Pedro Tirado Paredes
Abogado