Vivir en sociedad es un privilegio, vivir en armonía mucho más. Nacemos para vivir en comunidad, pero también para garantizar que todos los habitantes podamos vivir en paz el uno con el otro.
Debido a las problemáticas que surgen en el quehacer humano, la ética ha tenido que auxiliarse de algunas ramas del saber, para poder estudiar el origen del hombre y entender el comportamiento con el mundo que le rodea.
Esta disciplina de la filosofía acude a la historia para analizar cómo las sociedades a través del tiempo han ido produciendo cambios, procurando que los hechos que le antecedieron sirvan como paradigmas en aras del porvenir social.
Es justamente en ese punto, en donde toda sensatez fallece en su intento por reinar, la ética se apoya en la antropología para estudiar minuciosamente las costumbres de los pueblos, y de cómo sus individuos se relacionan y evolucionan en ella. Buscando en la medida de lo posible que no impere lo irracional ante un posible salvajismo que pudiera ocurrir una guerra de todos contra todos como diría Hobbes.
Para eso, recurrirá a la sociología, encargada de estudiar al hombre y sus costumbres, sus creencias, su nivel económico y su origen social; y de cómo esté ciudadano se adapta e integra en la comunidad.
Frente a todos esos conflictos internos que perturban al hombre y que fueron construidos por el entorno social-económico-ideológico. La psicología hace su entrada para examinar la psiquis del hombre como fenómeno. Busca desde su origen, la causa que detonó esa reacción y cuáles trastornos mentales o perturbaciones emocionales afloran en la mente de este individuo.
Aquí, la ética observa ¿cómo la personalidad de este sujeto ha sido moldeada culturalmente y socialmente?, ¿si los actos llevados a cabo por ese individuo ocurrieron intencionalmente o circunstancialmente?, ¿Si existe o no algún arrepentimiento por parte de este hombre? o ¿cuál fue su reacción ante ese hecho?.
Tanto la ética como la psicología juegan un papel crucial en la vida del individuo. Ambas intentan reconciliar y reinsertar al hombre en la sociedad, llegando a comprobar que este individuo ha logrado superar muchos de sus conflictos internos, aquellos que lo condujeron a perder el equilibrio emocional.
Entonces, todos los actores que protagonizan a una sociedad, le dan o le niegan la oportunidad de insertarse en ella, haciéndole reflexionar que no puede vivir de espalda a esta, porque su comportamiento antisocial tiene un límite.
De no haber superado y renegado de toda convivencia social, la ética se auxiliará del derecho, cuando este sujeto persiste en ir en contra de toda norma y convivencia social.
La ley le ayudará a cumplir con ella, siendo severa y sin miramientos afectivos. Pues como normativa, el derecho impondrá las normas le guste o no a todos los habitantes.
Por eso, es importante tener presente que la ética al igual que el derecho es normativa. En el caso de la primera, la cual se separa del derecho porque parte desde su visión humanística. El sujeto ético adquiere un nivel de conciencia voluntario, asumiendo su propio juicio interno, en donde todas sus acciones están pensadas antes de ser llevadas a cabo, hacia cualquier daño que pueda ocasionarse o a su entorno. Frente a ese freno que lo detiene, no es el miedo cómo podría pensarse; sino un respecto o “la gratificación” diría Kant en la Crítica de la razón pura, al saber que se ha hecho lo correcto porque es mi deber.
La ética observa cómo los entes se comportan y se relacionan en sociedad, orientándola a que cada acto que decida ejecutar el hombre esté bien pensado, asumiendo un mayor nivel de conciencia y responsabilidad de lo que implica vivir en comunidad. Y recordándonos que nuestro comportamiento está siendo vigilado cuando las pasiones nublen el entendimiento, lo que muchas veces impide que vivamos en sociedad.