La inquieta, activa y revolucionaria juventud del ensanche San Martín, jugó un importante papel para coronar de éxitos la gestión sacerdotal de los curas españoles, Abel Aranda, Joaquín y Jesús Blanco, en la época de terror y crímenes del Gobierno de los 12 años del doctor Joaquín Balaguer.
Teniendo con sede la parroquia San Martín y el club Gregorio Luperón, éstos curas sin miedo y sin temor lucharon por sentidas reivindicaciones, a sabiendas que se exponían a la represión y a un hecho más allá del que fue objeto el padre Oscar Arnulfo Romero, en el Salvador.
A propósito la Iglesia San Martín el pasado sábado inauguró una nueva gestión sacerdotal, en la persona del padre Carmelo Santana, que por la juventud y la dinámica de trabajo que le adornan, podría a corto plazo reivindicar a los padres españoles, Abel, Joaquín y Jesús.
Para bañarse con cada problemática del ensanche San Martín y el sector El Capacito, el padre Carmelo tendrá que romper la vitrina de la pasividad, que sostienen muchos servidores de la Iglesia San Martín, que al parecer pasan por el fango, pero sin enlodarse.
Hace mucho tiempo que hemos clamado para que los actuales curas deben salir a los barrios y campos para hacer suyos sus problemas, sin importar que terminen odiados y repudiados por determinados funcionarios y sectores de la reacción, que inclusive adornan a la Iglesia Católica.