-No puedo jugar ahora ¨decía el padre mientras miraba con enojo a su hijo¨
-Debo ir a trabajar para producir dinero. Así podré sustentarte y darte las cosas que necesitas.
El niño sin entender nada de lo que su padre le decía insistía en querer que su papá se detuviera tan siquiera un minuto a dedicarle un segundo.
Pienso que no tendría que abundar sobre el tema para que sepas a qué me refiero.
Cuando tenemos hijos, parece como si nunca incluimos en nuestras agendas un espacio para ellos, en el que hagamos cosas que a ellos les interesan o visitando lugares que para ellos son atractivos.
Por el contrario, los llevamos a lugares de nuestro interés y hacemos cosas que son placer para nosotros, procurando que a ellos les guste.
En ocasiones, como padres les hacemos regalos de cosas que nunca tuvimos nosotros de niños y al final a quien estamos agradando es al niño o niña que fuimos y no al que tenemos por hijo o hija.
De ahí surge la necesidad de involucrar al niño en la toma de decisión sobre sus regalos. Yo siempre recomiendo observar bien cuáles cosas son de su interés y según eso, decidir si es positivo seguir apoyando sus gustos.
Pero hay un problema con involucrarlos en esas tomas de decisiones. Hoy en día es bastante difícil ofrecer a los niños lo que ellos quieren, debido a la excesiva influencia de los medios digitales.
Hace años los deseos de un niño se limitaban a las cosas que estaban en las tiendas que se solían visitar. Hoy en cambio, el marketing digital, hace que nuestros hijos se interesen por cosas que están fuera de nuestra región y muy comúnmente, fuera de nuestro presupuesto, eso sin mencionar que se sienten atraídos por cosas que no son para su edad.
Siempre será importante agradar a nuestros hijos, premiarlos por el cumplimiento de sus deberes y agasajarlos con detalles en días especiales.
Ahora me gustaría contarte la razón que motivó este escrito.
Con demasiada frecuencia privamos a nuestros hijos de tiempos valiosos por ir detrás de dinero para garantizarles una mejor vida.
Eso en lugar de estar mal, es un acto de responsabilidad y una señal de una paternidad o maternidad genuina.
Lo que no estaría bien, es decirles a nuestros hijos que no podemos estar con ellos porque vamos en busca de dinero, y que al final del día, semana o mes, no haya dinero ni para comprar una menta y destaparla en familia.
Si hay un trabajo que te impide compartir con tus hijos y que no te aporta lo necesario para pasar con ellos un rato en el que puedas comprarles un helado, tendré que recomendarte que evalúes lo que estás haciendo, porque como dice Otoniel; ʺQuien no sabe a dónde va, es mejor que no lleve pasajerosʺ