El miedo es un problema existencial inmanente en los seres humanos, en el cual el sujeto queda excluido de toda realidad.
El intruso del miedo no necesita presentación, simplemente llega y se instala. Estando al acecho es capaz de debilitar al SER. Dejando al descubierto su poderío para intimidar, confundir y desanimar.
El miedo es un sentimiento que silencia, omite toda posibilidad para estar alerta; logrando crear un escenario de incertidumbre a nivel interno del sujeto. En el que no se sabe qué ocurrirá con esta o cual situación para así. Pero hay más, y es que disminuye la capacidad para estar alerta para una defensiva. El miedo produce una sensación como cuando nos quedamos sin cobijo ante un frío glacial.
Y es que el miedo no se produce solo, sino que existen factores genéticos y sociales que engendran esos temores. El primero se puede producir durante la gestación, en donde la madre desde el embarazo transmite sus emociones, vicisitudes y situaciones al feto, ya sea positiva o negativa, de tristeza o alegría.
El segundo factor es por la sociedad, donde el sujeto queda atrapado por ésta, la cual se encarga de afianzar y acelerar esta situación en la mayoría de los casos.
El miedo suele infundirse por la sociedad, aparecer por catástrofes naturales, las guerras, la pérdida de un ser querido, el cambio, un viaje, el cambia de estatus, el rompimiento de una relación, el dolor que sufre el otro que también puedo ser yo, al expresar una opinión, un examen, al transitar por un lugar desconocido, la masa, lo digital, los políticos o por la muerte.
Y es que, en los seres humanos existe una caja negra, la cual guarda momentos del pasado que al ser recordado o revivido puede llegar a ser aterrador. En donde un pasado impide que el presente se llegue a disfrutar.
Y en ese punto, es donde el miedo se convierte en el absoluto.
Cuando ese sentimiento llamado miedo se vuelve el absoluto; el yo se siente cansado y abatido. Llegando a neutralizar y controlar todo.
Y es que Heinz Bude en La sociedad del Miedo, quiere alertarnos que el miedo “sabe lo que nos está ocurriendo”, porque es capaz de identificar “lo que nos desespera”, al mismo tiempo “lo que esperamos y hasta lo que nos importa”. Creando un estado de ansiedad e inseguridad que oprime, confunde y aniquila al SER.
Cuando esto ocurre, debemos saber que esto pasa a ser parte del día a día, en donde el miedo hace que merme la posibilidad de crear y alcanzar metas.
Al suceder esto, el sujeto pasa a ser un marginado en la sociedad, de la familia y de los amigos. Pero además, dependiente de otros, en la que su vida termina convirtiéndose en un círculo vicioso de ayudas sociales, la manipulación de los políticos y de ideologías; es que “el miedo carece de voz y rostro” señala Bude.
Porque la caja negra que no se llegue a enfrentar, termina en su vida sin un contenido que permitiera darle sentido de existencia. Y es allí donde el SER no fue capaz de continuar su norte.
¿Cómo se le pone un freno a los miedos?
Bude recomienda hacer una reingeniería de nuestros yo. Al hacer esto, se llega a tomar conciencia de lo que está produciendo los temores. Ya identificado, se puede tener el valor para enfrentarlo o conversar cuantas veces sea necesario. Porque al verlo cara a cara el miedo pierde fuerza, llegando a tener el control de la situación.
También recomienda disiparlos, es decidir no pensar en él, así se evitará abrir constantemente la caja negra que todos tenemos.
Ya teniendo los miedos anestesiados podemos llegar a tomar sabias decisiones para continuar con los sueños y con la posibilidad de llegar a ser felices.
Pero eso sí, a veces resulta necesario sentir miedo porque representa un freno ante la locura humana.