Mac Arthur y Jeffrey Sachs definen la Competitividad como “La capacidad para sostener tasas de crecimiento económico elevada por un tiempo prolongado”. Siempre se debe entender que la competitividad se origina en las empresas que desarrollan ventajas competitivas al participar en el comercio internacional. Al producirse esto, las empresas influyen en la productividad nacional, por esta razón se considera que la productividad determina la competitividad.
Esto conlleva a que la competitividad pase de estar basada en recursos naturales y humanos abundantes, baratos y con bajo nivel de especialización, a una situación en la que se valore el empleo de mano de obra más calificada y mejor remunerada, materias primas con mayor grado de valor agregado, servicios de apoyo con un nivel mayor de especialización y tecnificación, así como un sentido de mayor responsabilidad en el destino de los desechos sólidos, líquidos y gaseosos y mayores controles sobre la contaminación ambiental.
Las dimensiones básicas de políticas para la competitividad son: Política económica, política social y política ambiental; la interrelación entre éstas es la garantía para lograr de forma sostenida elevar la productividad, tanto de las empresas como nacional y a la vez redundar en mayor calidad de vida de la población.
En la República Dominicana se elaboró un Plan Nacional de Competitividad con el propósito principal de, citamos: “Establecer un marco de referencia estratégico nacional para lograr la competitividad internacional de la economía y las empresas”. (Propuesta elaborada en el año 1997, bajo la coordinación de la Secretaría de Estado de Industria y Comercio).
Se plantea como objetivo del gobierno en el marco del Plan un crecimiento sostenido de la economía y la reducción de la pobreza, trazándose este como meta lograr sostener la estabilidad macroeconómica, una adecuada acumulación de capital, aumentar la productividad nacional, que el crecimiento esté basado en la expansión de la frontera productiva nacional y las exportaciones, así como mayor inversión y desarrollo social, más empleos y mejor remunerados, mayor inserción del país en la economía regional y mundial.
Se considera como requisito el desarrollo de un modelo de desarrollo sistémico que combine la interacción de los actores que influyen en los niveles de competitividad, llámese gobierno, sector privado, laboral, académico y de investigación; también la armonía entre tres ejes de política económica: Políticas macroeconómicas eficientes, políticas para estimular el ahorro y la inversión y políticas de competitividad.
Se plantea en el PNC reducir las brechas de productividad nacional, estrategias de desarrollo económico bien focalizadas, transferencia de tecnología, mejoramiento del capital humano y la acumulación y diseminación de información.
Para hacer realidad el Plan Nacional de Competitividad (PNC), quedó formado el Consejo Nacional de Competitividad, compuesto por una estructura tanto deliberativa como ejecutiva.
También se resaltan las disparidades en la calidad de los servicios de salud entre pobres y ricos, influenciado por bajos niveles de gasto público en educación y salud, así como el nivel creciente de informalidad de la economía (más del 20% de la actividad económica se produce en el sector informal).
Es necesario que se superen estas disparidades entre educación, empleo y salarios, que impide a su vez elevar la calidad de la educación, que impide impulsar una economía competitiva y en crecimiento.
Primera parte de la Ponencia presentada por el Lic. Juan E. Taveras Vargas, profesor de la Escuela de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), ante el XVI Congreso Internacional de Facultades, Escuelas e Institutos de Economía de América Latina, celebrado en la Universidad de Zulia, Maracaibo-Venezuela.
Competitividad y desarrollo: experiencias de la RD (segunda parte)
Volvemos a retomar el planteamiento del círculo virtuoso entre educación-productividad-salario en este punto, ya que si se mejora la calidad de la educación tanto secundaria como universitaria existen posibilidades de progreso hacia mayores niveles de competitividad y progreso en la República Dominicana; siempre que previamente existan espectativas positivas en el sentido de que salarios y niveles de vida más altos es una condición indispensable para promover la educación y crear competitividad.
En la República Dominicana, así como en otros países, existe una fuerte relación entre educación e ingresos. Las personas que terminan la escuela primaria reciben un 22% de ingreso más que quienes no la terminan, los que terminan la educación secundaria 32% más y el nivel universitario es de 47% más que el nivel secundario.
Alrededor del 85% de los empresarios informaron que es importante para la contratación el nivel de educación, el 91% de estos informaron que pagan más a los empleados con mayores niveles de educación.
En sentido general las empresas consultadas han expresado que tienen pocos problemas para seleccionar las personas que necesitan y sólo el 14% de las abordadas manifestaron como la principal dificultad, para elevar los niveles de competitividad, encontrar trabajadores calificados.
Con respecto a los trabajadores técnicos existe la percepción en gran parte de las empresas de que hace falta más personal calificado.
Es necesario en la República Dominicana que se estrechen los lazos entre educación y empresa, en lo que Sachs denomina “ciclo virtuoso dar-recibir”, que permite desarrollar la capacidad de innovación, traducidos posteriormente en nuevos procesos y técnicas administrativas, lo que permite aumentar la competitividad, que al decir de Porter se produce tanto a nivel empresarial como nacional.
Representa un gran desafío para el país que los graduados egresados de la educación formal no tengan los conocimientos y habilidades para cubrir las necesidades de crecimiento e innovación de las empresas. Se debe mejorar la posición con respecto a la competitividad, ya que la República Dominicana ocupa el lugar 62 de 71 países con relación a la capacidad para innovar.
Las empresas manufactureras que se han instalado en nuestro país son principalmente textiles que buscan aprovechar mano de obra barata y las mismas se han ido trasladando a otros países que poseen mano de obra más barata. Por otro lado empresas que utilizan mano de obra calificada prefieren trasladarse hacia Puerto Rico, Costa Rica u otros países.
Esta condición representa un gran reto para la República Dominicana, que tiene que llevarnos necesariamente a trabajar para mejorar la cultura y tecnología de las empresas nacionales.
Ponencia presentada por el Lic. Juan E. Taveras Vargas, profesor de la Escuela de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), ante el XVI Congreso Internacional de Facultades, Escuelas e Institutos de Economía de América Latina, celebrado en la Universidad de Zulia, Maracaibo-Venezuela.