En estos últimos tiempos, en los que casi a diario nos topamos con noticias que tratan el tema de “indelicadezas” (para no decir robos) de los dineros del erario (no se dice “erario público”), es decir, de los dineros que pagamos todos con nuestros impuestos por parte de empleados públicos (amigos de lo ajeno). Me imagino al lector de este pequeño artículo preguntándose si no será disparate lo que aquí está escrito, o que si acaso se trata de una broma. Ni una cosa ni la otra. Resulta que leí hace algunos años en uno de mis numerosos libros de historia dominicana que un gobernante, muy eficiente, por cierto, y un gran héroe nacional, había dispuesto al inicio de su gobierno que los empleados públicos que manejaban dinero del erario presentaran cada 6 meses un informe de su gestión administrativa con el fin de llevar un estricto control de los dineros del gobierno, que es igual a decir, los dineros del pueblo.
Al querer darle un vistazo a dicho libro para refrescar mi memoria y escribir algo sobre el tema, me llevé tremenda sorpresa al ver que no era cada seis meses, como yo creí haber leído, sino semanal, así como lo acaba usted de leer: se-ma-nal.
¿Y a cuál libro me refiero, quién lo escribió, quien era el gobernante de turno? Se trata del libro “Gregorio Luperón” (biografía política), escrito por el insigne historiador, ya fallecido, Hugo Tolentino Dipp. En dicho libro el autor explica ampliamente lo muy positivo que fue para el país el Gobierno Provisorio (de un solo año) encabezado por Gregorio Luperón en los años 1879 y 1880, y que tenía su sede en Puerto Plata. Entre las muchas medidas tomadas para enderezar el muy torcido curso que llevaba el país dice el autor del libro en la página 311…”se estableció la sana medida de dar cuenta cada semana, en el periódico oficial, de los ingresos y egresos de la hacienda pública”. Léase que dice “se estableció”, y no “se contempló, se propuso, se intentó”, es decir, que se implantó por parte de la presidencia de la República que así fuera.
Bueno, en verdad no habla de “auditorías”, pero al parecer era algo equivalente, pues todo el mundo cumplió la medida, y los dineros del pueblo alcanzaron para revitalizar en gran medida el país por todas partes. Como no soy historiador, propiamente dicho, dejo la tarea para los que sí lo son. Me asombra que no haya visto ningún libro o escuchado a ningún experto en estos asuntos comentar este tema. El autor del libro dice que, desde el nacimiento de nuestra República hasta el Gobierno Provisorio de Luperón, éste había sido el más democrático y el más progresista hasta ese momento.
Si usted pudiera tener a mano y leer dicho libro se enteraría lo muy en serio que se tomó el presidente Luperón las pésimas condiciones en que encontró el país, y en el libro se detallan muchísimos logros que mejoraron notablemente las condiciones del país. Vale aclarar, que, para este período presidencial, que debía ser de 4 años, se propuso el nombre de Gregorio Luperón para presidente, pero él declinó y prefirió encabezar el mencionado Gobierno Provisorio.
Ahora una pregunta que parece tonta ¿Había en esa época Cámara de Cuentas o algún organismo similar? ¿Había profesionales capacitados en estos menesteres? Supongo que no. ¿De qué tamaño era la administración pública, de cuántos millones era el presupuesto de la nación? No sé, pero, aun así, el presidente Luperón logró hacer un magnífico trabajo como gobernante. En cambio, hoy día tenemos Cámara de Cuentas, muchísimos Contadores preparados, progreso tecnológico, como computadores, internet, etc., y las auditorías con frecuencia se hacen a petición de un ex- ministro, o jefe de oficina que hace uno o dos años dejó el cargo que ostentaba para que se vea claro que “él no robó” cuando dicha auditoría debería hacerse de manera automática, digamos, cada 6 o 12 meses. ¿Qué le parece a usted?