Se ha dicho que las hierbas medicinales tienen muchas propiedades curativas. De algunas se dice que ayudan al cuerpo a luchar contra las infecciones, y de otras, que son digestivas, tranquilizantes, laxantes o que ayudan a regular las glándulas.
Pueden tener valor nutritivo además de medicinal. Por ejemplo, algunas plantas diuréticas, como el perejil, también contienen mucho potasio.
El potasio de dichas plantas compensa la pérdida de este vital elemento a través de la orina. De igual manera, la Valeriana (Valeriana officinalis) utilizada por mucho tiempo como tranquilizante, posee un alto contenido de calcio, el cual puede aumentar el efecto sedante de la planta en el sistema nervioso.
Tradicionalmente las plantas medicinales se han recomendando para tratar dolencias como el resfriado común, la indigestión, el estreñimiento, el insomnio y las náuseas. No obstante, en ocasiones se emplean además para tratar afecciones mas graves, no sólo con el propósito de curar, sino también como una medida preventiva.
Aunque se suela creer que cierta hierba no hace daño, hay que tener cautela. La triste realidad es que algunas hierbas son peligrosas. Ciertos compuestos químicos de estas plantas pueden alterar el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y los niveles de glucosa.
Otros efectos secundarios son reacciones alérgicas, como también dolores de cabeza, mareos, náuseas o sarpullidos. En algunas ocasiones se ha dado el caso que personas que han ingerido productos herbarios hayan muerto, por lo que hay que tener cierto cuidado y precaución y recibir orientación.
Las hierbas pueden interactuar con los fármacos de diversas maneras. Por ejemplo, pueden aumentar o reducir sus efectos, hacer que se eliminen del cuerpo con mayor rapidez o incrementar el riesgo de efectos secundarios.
Existen hierbas que pueden transformar la dieta inmediatamente y de esta manera depurar el organismo, dar energía renovada, proteger contra las enfermedades y conferir esplendor juvenil.
Según el Génesis, capítulo 1, versículo 29: “Dijo también Dios: He aquí que os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre el haz de la tierra, y cuantos árboles producen fruto de semilla, para que todos os sirvan como de carne”.
Las semillas son esos embriones de vida pletóricos de sustancias nutritivas que producen y mantienen una nueva vida; por lo que, la gente ha comido semillas desde el principio de los tiempos. Las semillas como la carne, son rica en proteínas y contienen muchos aminoácidos, pero, como sucede con muchos alimentos de semillas, originadas en frutas o en verduras, carecen de algunos de los aminoácidos esenciales que el organismo necesita para formar los huesos, la sangre, el pelo y para llenar otros requerimientos protéinicos.
La autora es Farmacéutica.