De un tiempo a esta parte los dominicanos más interesados por el conocimiento y el acceso a la información hemos escuchado con relativa frecuencia el concepto de Brecha Digital. Por la asiduidad de su difusión, el término ha sido incorporado a nuestro diario vivir y lo utilizamos como algo de lo que hemos hablado toda la vida; pero qué demonios significa el concepto de brecha digital.
Aunque se han ensayado innumerables definiciones, podemos afirmar que el término brecha digital se refiere al acceso diferenciado que tienen las personas a las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TICs), así como las diferencias en la habilidad para usar tales herramientas, en el uso actual que les dan y en el impacto que tienen sobre el bienestar».
El término procede del inglés «digital divide», utilizado por la Administración Clinton para hacer referencia a la fractura que podía producirse en los Estados Unidos, entre ‘conectados’ y ‘no conectados’, si no se superaban mediante inversiones públicas en infraestructuras y ayudas a la educación, las serias diferencias entre territorios, razas y etnias, clases y género. Algunos autores prefieran, en español, el término «fractura digital» ; sin embargo, la mayoría de los autores hispanos utilizan el de «brecha digital».
En el año 2001, el PNUD difundió por vez primera un índice de adelanto tecnológico, en el contexto de su informe sobre desarrollo humano, el cual se incorporó como una nueva variable dentro del conjunto de aspectos que se estudian para medir el desarrollo humano, un parámetro que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) elabora desde 1990.
No obstante debe resaltarse que el concepto de brecha digital es manipulado con fines políticos y comerciales, y aunque se plantea que el acceso a la información será importante para superar la pobreza, debemos ver que parte de esto es puro discurso político e ideológico y cuales son las posibilidades reales de superar la pobreza a través del acceso a la tecnología de información y comunicación.
La población mundial actual se estima en algo más de 6,000 millones de personas, de las cuales 1,500 millones no saben leer ni escribir. El 65% de la población mundial no tiene acceso al teléfono. Mas de 2,000 millones de personas no tienen electricidad. Casi la mitad de la población mundial vive con menos de 2 dólares al día. Existen más computadoras en los Estados Unidos que en todo el resto del mundo y Tokio posee mas teléfonos que toda África.
Es decir, que el asunto es más dramático y complejo de lo que a simple vista pudiera parecer y la brecha no es solo digital, existen otras que pronto saldrán a la luz pública, tales como la del acceso a las ventajas de la genética, la del acceso a la nanotecnología y a los robots, y aunque no puede negarse que uso de las TICs puedan contribuir con el anhelado bienestar económico, existen sin embargo cosas más dramática que la brecha digital, tales como la diferencia en el acceso a los alimentos, a la salud, a la educación.
En esencia, todo forma parte de una misma realidad, la tremenda brecha económica que existe entre los dueños del mundo y los demás países, fruto de una pésima distribución de la riqueza y de la explotación secular y el saqueo constante de que son víctimas las naciones más atrasadas o sin poder económico ni militar, tanto de parte de las potencias económicas que gobiernan el mundo como de sus cómplices locales enquistados en el poder político, militar y empresarial.
No basta con conectar una computadora en una humilde vivienda de un campo cualquiera de nuestro país para superar la brecha digital. La educación es más importante que la computadora. Antes de que esto funcione en nuestra nación, debemos superar nuestras terribles deficiencias en el sector eléctrico, debemos enseñar al usuario no solo a acceder a la información sino a discriminarla y lo que es aún más vital: debe posibilitarse que nuestra población tenga la posibilidad económica de adquirir un computador, pagar una renta de teléfono y el servicio de Internet.
El autor es Abogado