Aunque nací a principios de la década de los 30, siendo niño, escuchaba en los corrillos deportivos las proezas realizadas por los atletas veganos en los Primeros Juegos Deportivos Nacionales del 1937 especialmente las hazañas portentosas del invencible equipo de fútbol “Cóndor” y esa pléyade de atletas de campo y pista, jabalina, pesa, disco, saltos largos y altos y carreras pedestres de 100 Mts., 200, 400, 800, 1500, 5000, 10,000 y 20,000 metros con cuyas hazañas mi pueblo de La Vega fue bautizada por Don Julio C. Linval como la “Ciudad Olímpica”, lo que marcó una era de supremacía deportiva a nivel nacional.
Quince años después de haber nacido, incursioné en los deportes en el año 1948, cuando fungí como anotador de béisbol del famoso equipo La Vega BBT que escribió su historia derrotando combinados de primera categoría tanto en La Vega como en Santiago, Puerto Plata, Salcedo, Cotuí, San Francisco de Macorís, Manzanillo, Batey Madre, Moca, etc.
De anotador pasé a cronista deportivo escribiendo para los más importantes diarios nacionales de la época y para las radiodifusoras de mi pueblo natal.
De simple cronista de béisbol, fútbol, voleibol, basketbol, softbol, atletismo, boxeo, etc., pasé a escribir artículos de fondo donde hacía resaltar las excepcionales cualidades de los atletas de La Vega que le dieran gloria y fama.
Como desde tiempos inmemoriales el Deporte ha sido un lazo indestructible entre pueblos, países y continentes sin importar cuestiones de raza, credos religiosos o idiomas, es que he vivido intensamente las muy buenas relaciones que he cultivado sin recibir un solo centavo durante estos largos y dilatados 57 años en el quehacer mas noble y más bello que el hombre puede realizar: El Deporte.
Aunque practiqué en mi adolescencia el béisbol, el fútbol y el atletismo, nunca fui una estrella por aquello de que toda la juventud de mi generación se lanzaba a las canchas y a los plays con el único objetivo de poner en práctica la máxima de Juvenal de “mens sana in corpore sano” lo que ha llenado de honda satisfacción mi ego y mi alter ego.
Qué tiempos más sanos y más bellos eran aquellos cuando éramos estimulados por los aplausos sinceros de nuestra juventud, cuando las drogas y estupefacientes eran totalmente ignorados y desconocidos a todos los niveles de la vida nacional.
Qué emoción más profunda se recibe cuando uno mira los cientos de diplomas y distinciones que uno recibe como premio por haber dedicado tiempo y dinero para fomentar esta bella actividad humana sin pasar factura ni recompensa, sino la noble satisfacción del deber cumplido ayudando una juventud ávida de sanos esparcimientos…
Como he leído o seguido de cerca las actividades deportivas durante los últimos 2777 años (272 antes de Cristo y 2005 de la Era Moderna) me creo humildemente un hombre felizmente realizado por este largo discurrir que me llevará a la tumba como diría el poeta cristiano: Vestido de oro en un pedestal de plata”…
Y como legado o heredad al fructífero y heterogéneo discutir dentro del maravilloso mundo de los deportes, puedo señalar con singular alegría el hecho inusitado de haber sido declarado como Inmortal del Templo de la Fama del Deportista Vegano, Hijo meritísimo de las ciudades de La Vega y San Francisco de Macorís y Cronista del siglo del deporte de la ciudad Olímpica, es la mayor satisfacción que he recibido en mi vida preñada de acontecimientos inefables.
Consumatum est…