Por Francisco Taveras Ortíz.
La XV Cumbre Iberoamericana celebrada en Salamanca, España, recientemente, en su declaración final emitida por los 19 gobernantes iberoamericanos presentes (incluyendo a Leonel Fernández), estableció reducir la pobreza y elaborar un plan iberoamericano que declare la región iberoamericana sin analfabetismo entre los años 2008 y 2015.
En principio la intención parece buena, pues el fenómeno del analfabetismo, crea un muro de contención hacia el desarrollo de los pueblos, ya que mientras menor es el nivel académico de un ciudadano, su desenvolvimiento en la vida social, incluyendo lo económico, responderá a ese nivel de escolaridad.
Sin embargo a nuestra humilde consideración, la reducción del analfabetismo debe venir acompañada de un mejor nivel de la calidad y eficiencia de la escuela. No sólo debe mejorar la cobertura escolar, ya que la calidad de esa cobertura es la que puede permitir pasar de una sociedad en estado de subdesarrollo a una sociedad desarrollada y borrar definitivamente la cultura del subdesarrollo.
Las sociedades que han pasado de un estado de subdesarrollo a desarrollado han contado con una escuela de calidad para todos sus pobladores. China Continental e Irlanda, son un ejemplo de lo que acabamos de decir. Una buena educación no es suficiente para lograr el desarrollo económico y social, pero sí una condición indispensable.
Los colegios privados ofrecen calidad a sus estudiantes, que todavía nuestra escuela pública está muy lejos de ofrecer, por múltiples causas; una de ellas es el tiempo invertido en el salón de clases y el tiempo que los niños de estas escuelas dedican a tareas extras clases, porque muchos de ellos tienen que realizar algún trabajo en sus horas libres, cosas que no ocurre con los niños de colegios privados.
Otro elemento es el factor salario del maestro, pues un maestro cargado de dificultades sociales no se siente motivado a ofrecer calidad y laborar con el entusiasmo necesario para que la calidad llegue a la escuela; sin querer liberarlo de su cuota de responsabilidad frente al fenómeno de la calidad y la eficiencia.
La ausencia de calidad en la escuela pública, coloca en desventaja a las clases desposeídas, frente a los que asisten a centros privados con calidad, y los poseedores de los medios de producción ganan todavía más espacios, por cuanto con la puesta en práctica de esta parte del currículum oculto se fomenta el condicionamiento para crear “ganadores y perdedores” y hacer creer a los “perdedores” que su falta de inteligencia y de interés es que los lleva al “fracaso” en la escuela, pero lo que se estila es que al sistema no les interesa que todos ganen, porque carecen de puestos para todos en la pirámide de producción, creando así una élite de privilegios de unos pocos.
Si no se ofrece calidad a todos por igual, seguirán fortaleciéndose los mecanismos de propagación para el fortalecimiento de la “cultura del subdesarrollo y la exclusión social”, donde los mejores preparados serán los detentadores del poder político y económico, quienes ocuparán los cargos más relevantes, tanto en el sector público como en el privado y aquellos con menor índice de calidad seguirán formando los cinturones de miseria y ocuparán los cargos menos relevantes.