El político y orador de la antigua Roma Marco Tulio Cicerón tuvo buena concepción del quehacer productivo del campo cuando dijo: «La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al ignorante y la ocupación más digna para todo hombre libre».
Sin dudas que esta es una expresión que valora y otorga jerarquía a la Agricultura, una actividad que en este país quienes se dedican a ella, en vez de ser verdaderos productores el Estado Dominicano a través del sistema educativo y de extensión de los ministerios relacionados con el campo los mantiene como simples recolectores.
Por ejemplo, en buena parte de las zonas cacaotaleras del país los campesinos recogen setenta libras por tarea. En paises como Costa de Marfil, África la productividad por área triplica la dominicana.
¿Qué ha pasado? Que el proceso de renovación de las plantaciones viejas no ha ido parejo con las acciones de capacitar, instruir o educar a los dueños e hijos de las áreas en producción.
En EL JAYA creemos que en este país el proceso de cambios y superación de prácticas de producción en el campo va muy lento.
Aquí se han puesto en marcha programas como el de enseñar la construcción e instalación de estufas Lorena en hogares de la zona rural. Sin embargo se descontinúan los esfuerzos y quedan como natimuertos.
Hace falta que en las diferentes zonas como el Ministerio de Agricultura tiene dividido el país, hayan escuelas donde se enseñen técnicamente a los jóvenes el cultivo o cultivos propios de la jurisdicción para que estos diseminen los conocimientos a los demás en tareas de extensión o capacitación.
Esa situación explica por qué un joven del campo sabe de lo mismo que el de la ciudad, pero no conoce las más elementales técnicas de siembra, cultivo y demás pasos del proceso de producción y mercadeo del o los rubros agrícolas que se cosechan en su comunidad rural.
Esto resulta contraproducente para estos tiempos, ya que en 1882 José Martí planteaba la necesidad de convertir las escuelas en estancias de enseñaza agrícola en razón de que la educación debe ser útil al propósito de mejorar las condiciones de vida a quien la reciba.