Prímula. Cómo tus días se han oscurecido por el vil rapto de las tinieblas heridas.
El viento no pudo hacer su trabajo: obstaculizar con árboles caídos los caminos infernales por los que fuiste raptada.
¿Por qué fuiste tan descuidada y no miraste en los reflejos del agua su oscuridad obscena?
Esa belleza acompañada de espinas no lograron defenderte.
El sentido de la madre, de tu madre falló. Violó su frontera y espacio.
No pensó que la distancia entre la vida y las tinieblas, entre ella y la gran distancia podían encarcelarte a su frío lado.
Dicen que tu falta, tu ausencia convirtieron los suelos en infertil edén el tiempo.
Blanco el aire se volvió.
La vereda colorida espera tu retorno. Los cánticos floridos y de olor noble iluminan tu augurada espera.
El infierno lejano y tenebroso se ha rendido: Ha llegado, ¡es la primavera!