Silencio en Pausa es una obra que redefine la esencia existencial del teatro con frescura y originalidad. Sin grandes anuncios ni adornos, esta pieza llega para premiar a los espectadores con una experiencia íntima y profunda.
La pregunta central que se desprende es: ¿para qué sirve el teatro? A través de esta puesta en escena, el teatro se presenta como un reflejo de la vida en sus rincones más ocultos y menos visibles, un encuentro entre las sensibilidades del creador, el intérprete y el público.
Dirigida y escrita por Richarson Díaz, Silencio en Pausa sorprendió a la audiencia en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, agotando su temporada. La obra destaca por su poesía existencial, la notable actuación de Ceballos y una escenografía minimalista que dialoga con luces precisas. El diseño de luces y la banda sonora complementan los momentos cruciales, generando una atmósfera de introspección y sensibilidad.
El texto aborda la soledad, la incomprensión y las preguntas filosóficas sobre la permanencia del ser. Las líneas poéticas resuenan con reflexiones profundas:
“Quiero ser yo sin un nombre, sin un apellido, que nadie pueda llamarme de ninguna manera”.“La soledad es terrible en el desierto, pero más terrible es la soledad en la incomprensión”.“No soy una mala madre, no soy una mala esposa, tan sólo soy una mala yo”.
Este teatro se distancia del humor fácil de las producciones comerciales y se centra en la paradoja de la incomunicación y la reflexión. La obra invita al espectador a cuestionarse sobre la existencia y la soledad, convirtiendo la función en un ejercicio introspectivo.
El desafío del unipersonal
El unipersonal es un género que exige al máximo a los actores, al concentrar toda la atención en una única figura durante la totalidad de la obra. Aileen Said Ceballos, quien también es periodista y gestora teatral, se consagra en este rol. Después de trabajos en microteatro (Pase lo que Pase, Love Room 102 y Mejor que un Polvo), Silencioso en Pausa marca un antes y un después en su carrera.
Aileen Said Ceballos Francisco captura la imaginación del público con su voz versátil y su capacidad de transformar la utilería en personajes. Un ejemplo de esto es un asiento de carro que, a través de su interpretación, adquiere vida propia. Su actuación demuestra no sólo técnica, sino una conexión profunda con las emociones que busca transmitir, haciendo del espectador parte activa del proceso reflexivo que propone la obra.
La dirección de Richarson Díaz
Richarson Díaz, dramaturgo y director de la obra, es un creador de conceptos que se mueve en torno a ideas de soledad, introspección y la búsqueda de sentido. Conocido inicialmente como actor en La noche justo antes de los bosques, Díaz ha consolidado su carrera en el teatro desde 2010. En Silencio en Pausa, su dirección se enfoca en el minimalismo, permitiendo que cada elemento –desde la escenografía de Fidel López hasta las luces de Julio Núñez– contribuya con precisión a la narrativa.
El trabajo audiovisual, a cargo de Iván Mejía, y el vestuario diseñado por Renata Cruz, complementan la propuesta escénica, creando una atmósfera que envuelve al público en la experiencia emocional y reflexiva que la obra propone. La carrera de Díaz incluye una serie de producciones que reflejan su interés por explorar lo humano y lo introspectivo: Fuga (2010), La Capitana (2011), Acepto; Lo que sea pero contigo (2013), Juicio a una Zorra (2016), y más recientemente Todas las Canciones de Amor (2022) y Soni Di (2022). Silencio en Pausa es su obra más reciente, una pieza que consolida su visión artística en torno a los dilemas existenciales.
Es una obra para verla más de una vez, como quien escribe. Y ojalá se reponga mucha gente que debió verla, no se dio cuenta de su trascendencia.
Sinopsis
La obra explora la complejidad de la mente humana, la lucha por la autocomprensión y el anhelo de encontrar sentido en medio de incertidumbres y verdades perturbadoras.