Una de las estrategias que les sumaron miles de votos en la carrera presidencial al hoy presidente electo de los Estados Donald Trump fue el tema de las deportaciones.
Aunque la inmigración irregular en la práctica no sea un asunto central entre los votantes norteamericanos, sin lugar a dudas contribuyó a la victoria electoral del Partido Republicano.
Durante la administración del presidente Joe Biden la inmigración irregular continuó indetenible en la llamada frontera sur de país, en particular a todo lo largo y ancho en el Estado de Texas.
Según cifras no oficiales más de cuatro millones de indocumentados han llegado en los últimos seis años, sumado a los más de diez millones que residen desde hace décadas en el país.
El grueso de la inmigración de habla se ha desplazado desde el llamado triángulo norte que integran las naciones de Honduras, Nicaragua y El Salvador. Además, incluye a México, Guatemala, Ecuador, Perú, Venezuela, Colombia, Haití, Cuba y la República Dominicana, considerado este último como el tercer país que mayor inmigrantes legales ingresan a Estados Unidos todos los anos.
Entre los años de 2016 y el 2024, el Centro de Estudios para la Migración (Center for Migration Studies) estimó que el 62 por ciento de los indocumentados se encontraba en Estados Unidos debido a que había excedido el plazo de sus visas, frente a un 38 por ciento que había cruzado la frontera en forma ilegal.
No es un secreto para nadie que la inmigración ilegal se ha convertido en un ambicioso negocio no solo de las naciones de las que provienen, sino para México y Estados Unidos. Los inmigrantes indocumentados son los que mantienen actividad economía en particular en las zonas fronterizas México. Decenas de inmigrantes deben pagarle al traficante de indocumentadas cifras que oscilan entre los ocho mil y hasta 20 mil dolores.
De acuerdo a la organización no partidista el Pew Research Center, en el 2017 aproximadamente 4 millones 500 mil inmigrantes de los 10 millones 500 mil indocumentados eran mexicanos, 1,900.000 centroamericanos y 1 millón 450 mil asiáticos. Establece la entidad que en promedio dos tercios de los indocumentados habían residido en Estados Unidos por un periodo de 10 años o más y que en el 2017 solamente un 20 por ciento de los inmigrantes adultos indocumentados había vivido en Estados Unidos durante 5 años o menos.
Los inmigrantes indocumentados hasta el momento cuentan con el denominado programa de Acción Diferida para los llegados en la Infancia ( conocido por sus siglas en inglés como DACA) creado bajo el gobierno de Baraka Obama a fin de permitir que un gran número de indocumentados que ingresó a Estados Unidos antes de cumplir los 16 años pudiera trabajar en el país y aplazar toda medida relativa a sus causas inmigratorias durante un periodo renovable de dos años.
Desde su puesta en práctica el DACA se ha aplicado a aproximadamente 800 mil inmigrantes; en la actualidad el programa cuenta con 690 mil beneficiarios. Mientras que las restantes 70 mil personas no lograron la renovación de sus permisos u optaron por no hacerlo. De la totalidad de las personas en el programa 40 mil lograron obtener la residencia permanente.
Donald Trump quien se opone a la existencia de programas que beneficien a los inmigrantes indocumentados y que será juramentado como presidente el 20 de enero próximo se ha comprometido en aplicar una amplia política de repatriación de las personas que permanecen de manera indocumentada en los Estado Unidos.
La situación es que los inmigrantes que se encuentran en la situación de irregulares con el apoyo de las diversas organizaciones desde ya han iniciado un proceso para defender sus casos por ante los tribunales de justicia con la finalidad de evitar la deportación, la realidad es que la fuerza laboral de los inmigrantes indocumentados se ha convertido en necesaria e imprescindible en múltiples sectores de la economía de los Estados Unidos.