La humanidad está en constante proceso de cambio y nadie escapa a los mismo, pero existen situaciones que no podemos cambiar, para esto es preciso que todos practiquemos «La Aceptación».
En ediciones anteriores nos hemos referido a la compresión, al perdón y en esta ocasión tenemos el privilegio de presentarte la aceptación. Esta cualidad te permitirá cultivar en tu corazón serenidad, apreciando la oportunidad de una vida nueva, asumiendo la imperfección como parte de nuestra esencia. Es el camino a la paz, te librará de lo peor, conservará lo mejor y es la manera más fácil de creer en los demás y en ti mismo.
Comienza a practicar la aceptación contigo, acéptate como eres, hay personas que no viven a gusto porque no aceptan muchas cualidades de su vida. Jamás serás realmente feliz hasta que tu no estés feliz contigo, sobre todo acepta el mundo que te rodea, recuerda que al nacer encontraste Papá, Mamá, abuelos, tíos y una familia en la que quizás existían otros miembros, en fin el caso es que ya te esperaban cuando naciste, no los elegiste en una tienda y ellos tienen características diferentes de las tuyas y entre si son distintos, características que cada uno trajo en su paquete todo incluido dado por Dios, así que acéptalos, en el entendido que no es tu responsabilidad, cual sea su parecer, no asumas culpa que no te corresponden en lo que concierne a cada uno de ellos, la manera más ligera de convivir en ese entorno al que llegaste es aceptación.
Practicar la aceptación en el mundo que nos rodea es beneficioso, ya que la felicidad no es una estación en el trayecto de tu vida, debe ser un estilo de vida.
El mundo continua adelante, las personas siguen siendo los mismos y la mayor parte del tiempo nuestra única opción es «lo acepto o no». Cuando aceptamos fluimos con todo y permitimos a la vida que continúe como lo está haciendo, si por el contrario rehusamos aceptarlo podemos sentir presión, dolor, frustración, ansiedad, enfermedad y tener conflicto dentro de nosotros, produciendo daños irreparables que pudimos haber evitado aceptando.
Si no ejercemos autodominio en nuestros pensamientos, emociones, carácter y reacciones por cualquier estimulo externo, ¿como pretenderíamos controlar esas cuestiones en los demás? De igual forma si aprendemos a darle uso correcto a esta excelente cualidad como lo es la aceptación, habremos aprendido a ser más felices, amables, agradables y adaptables.
No olvidemos que no podemos cambiar la naturaleza, pero si aceptamos que somos imperfectos y que los demás también lo son, que además cometen errores y fallas al igual que usted y yo, nos resultará mucho más fácil vivir la hermosa vida que Dios gratuitamente a puesto en nuestras manos y mostrándole agradecimiento le solicitaremos la fuerza necesaria para cambiar aquellas cosas que podemos, aceptar las que no podemos cambiar y la sabiduría para establecer la diferencia entre una y otra.
Comienza por Aceptarte y Aceptar, notaras la gran diferencia
La autora es ingeniera civil y tiene experiencia en curso para elevar la conciencia del ser humano.