Él con 102 años, ella cumplirá 89 el 18 de diciembre próximo viven plácidamente como dos patriarcas en su edén terrenal localizado en La Joya. Los protagonistas de este texto son don Fello y doña Viola, dos figuras apreciadas y emblemáticas de San Francisco de Macorís por sus vínculos con toda la infraestructura institucional tanto en cuanto del desarrollo social como del progreso material.
La tarde del viernes 21 del presente mes los esposos doctor Rafael Antonio Ortega González y licenciada María Violeta Martínez recibieron la visita de tres de sus muchos amigos que les distinguen y valoran su amistad: doña Isis Rojas de Piña, Luis J. Báez del Rosario y el autor de estas líneas.
Doña Viola y doña Isis con diferencia de seis años de edad disfrutaron las remembranzas de historias compartidas, Báez del Rosario con 69 y Cruz Marte con 61 años escuchaban los relatos y hacían preguntas para provocar otros temas familias y personajes del Macorís del ayer reciente. Habló de su relación con las hermanas Mirabal, con la poetisa Melba Marrero…
Artista del pincel con una amplia colección de obras plásticas y coleccionista de fotografías y utensilios antiquísimos, doña Viola cuida que el patio de su residencia luzca como alfombra mientras que en los alrededores de la casa cultiva matas en tarros que le permite mantenerse en íntima relación con la naturaleza. «Luis, San Francisco de Macorís es un pueblo raro; con mucho que contar pero se está quedando sin historia. Es necesario que se escriba la historia», le expresó doña Viola con preocupación a Báez del Rosario.
Cruz Marte aprovechó el planteamiento y le recordó que en 1998 ella comenzó a publicar artículos sobre historia de San Francisco de Macorís y le dijo que en esta visita a su casa le pedía reiniciar la publicación de temas de historia de esta ciudad.

«Hay no mi hijo ya yo estoy muy viejita, a Luisito que se ocupe él de escribir.
Tengo muchas fotos que las pueden ver porque yo no las presto para sacarlas de aquí», advirtió doña Violeta. Entre unos y otros temas pasó rápido el tiempo y comenzó la noche a tender su manto cuando se escuchó a doña Isis decir : ¡ ay tenemos que irnos, ya es tarde, nos cogió la noche».
Empezamos a prepararnos para salir y al despedirnos escuchamos la invitación de doña Viola «vuelvan pronto». Quiénes son y qué han hecho don Fello y doña Viola Son dos ciudadanos francomacorisanos que forman una ejemplar pareja de esposos quienes hoy satisfechos dan gracias a Dios porque viven como Él manda y porque disfrutan la paz emocional con que la conciencia premia el cumplimiento cabal de los deberes que impone la sociedad.
Procrearon siete hijos que son Émery Jacinto, Ingeniero; Rafael Antonio, médico; Francisco Orlando, arquitecto; Yemer Mayo, ingeniero Forestal; Robert Junior, ingeniero informático, Hayan José, ingeniero en Sistemas y Vindya Trinidad Ortega Martínez, licenciada en economía.
Doña Viola es fundadora del banco de Sangre, hoy Cruz Roja de San Francisco de Macorís; fundadora del Centro de Rehabilitación, fundó y presidió las Damas de la Caridad, organización femenina dedicada realizar obras de bien social. A las instituciones que dirigía le imprimió su sello, implementando iniciativas que fortalecieran su desarrollo.
Son memorables aquellos domingos de gallera en la recta hacia Pimentel adonde llegaba doña Viola a pasarse el día vendiendo pan para recaudar fondos acompañada del grupo de mujeres con que contaba para ejecutar sus proyectos de servicio. Mujer de armas a tomar, cuando las circunstancias la impulsaban a abandonar la comodidad del hogar, no barajaba y asumía sus responsabilidades.
En política fue militante del Movimiento 14 de Junio que fundó el doctor Manolo Tavárez Justo, esposo de Minerva Mirabal Reyes con quienes luchó en contra de la dictadura de Trujillo. Fue gobernadora de la provincia Duarte de 1986 a 1996.
Don Fello fue presidente de la Asociación Duarte de Ahorros y Préstamos para la Vivienda (ADAP) por más de 40 años; vicerrector de la Universidad Católica Nordestana (UCNE) por más 25 años, director del Hospital Regional Universitario San Vicente de Paúl, en cuya gestión lo convirtió en una especie de hotel en cuanto al orden, higiene y disciplina interior; desde el exterior el plantel siempre se observaba pintado, su parqueo señalizado y todo el recinto limpio y bien cuidado; presidió en múltiples ocasiones la Asociación para el Desarrollo de la Provincia Duarte y presidente en numerosas veces del Club Rotario San Francisco, entre muchas otras instituciones que hoy son plataforma y sólidas columnas del desarrollo francomacorisano. La sociedad francomacorisana a través de sus instituciones tienen como tarea pendiente evaluar y ponderar los aportes de este modelo de pareja, tronco de la prestante familia Ortega Martínez.