Para que me ayudará en tareas del campo compré un burro, pagué un buen precio por el animal pero a cambio recibí un ejemplar fuerte, de buen alzada dentro de esa especie, ni joven ni viejo, en la edad más productiva, y además y cosa rara muy dócil, se deja manejar suavemente bajo mis órdenes y no como la mayoría de estos ejemplares que son obstinados y difíciles de trabajar con ellos y por eso a las personas obcecadas y cabeza dura les llama peyorativamente, burros.
El caso es que Hardworker, y más brevemente Hard, así lo he bautizado, llevaba buenas cargas de leña, muchas libras de productos cosechados, auyama, yuca, plátanos… así mismo me transportaba del huerto a la casa y ayudaba a labrar la tierra como si fuera un caballo o una mula tirando fuerte del rejón del arado, y también hacía girar durante horas la noria para sacar el agua necesaria para el regadío.
Todo un ramillete de cualidades y ventajas que me alegraron mucho esa compra. El único problema ¡Nada ni nadie es perfecto (salvo nuestras mujeres)! es que comía mucho, además de la hierba del campo debía añadirle según me recomendaron alimentos adicionales como trigo, cebada, o centeno, de gran poder nutritivo pero que son cereales caros en el mercado.
Esto lo entendí porque el trabajo duro y continuo desgasta y hay que reponer fuerzas, pero no obstante y dado que soy algo ahorrativo pensé cómo reducir ese gasto extra de alimentación y meditando, cavilando se me ocurrió una buena idea. Dado que comía bien toda la semana, el domingo que suele ser día de descanso para todos en la granja no le daría alimento alguno y lo más seguro sería que mi burro continuaría trabajando igual que de costumbre.
Y así fue, Hard, continuó haciendo las labores de cotidianas y yo me estaba ahorrando un séptimo del presupuesto destinado a esos fines, nada mal. Ante el éxito de ese plan de ahorro burril se me ocurrió que si los jueves tampoco comía, con las fuerzas que le daban las comidas del lunes, martes y miércoles esos días de mitad de semana -jueves- también trabajaría igual, y además todavía le quedaban los viernes y sábados de para alimentarse y reponer fuerzas. El resultado fue positivo, la verdad es que Hard trabajaba un poco menos, muy poco que casi no se notaba y el ahorro de dos séptimos del dinero compensaba.
Así las cosas pasado un par de meses volví sobre el asunto y se me ocurrió que si Hard no comía los martes, y aunque bajara un poco más su rendimiento valía la pena reducir en tres séptimos su presupuesto alimentario. Hard, no obstante seguía trabajando sin quejarse, sin duda menos que antes pero cumplía con las principales funciones de transporte de productos y daba unas cuantas vueltas a la noria, no tantas como antes, pero era comprensible.
Otro mes después tuve la idea de quitarle la comida de los sábados pues los cuatro séptimos de ahorro ya sumaban una cantidad importante, Hard ya no era el mismo pero dado su espíritu de trabajo y colaboración todavía ofrecía un rendimiento más o menos aceptable, la verdad es que no lucía tan rollizo pero a cambio se veía con una figura más esbelta que a mi parecer le beneficiaba, ya se sabe que los burros cualquiera que sea su especie o edad siempre lucen un tanto barrigones. Hard estaba algo delgado pero ya más bien era un potrillo.
Al siguiente mes y viendo los resultados logrados hasta el momento decidí no darle la comida de los viernes, no sé cómo pero el burro todavía aguantaba y aunque más lento prestaba aún prestaba ciertos servicios esenciales, los cinco séptimos atesorados valían la pena.
Al transcurrir un mes más tomé la decisión de elimina los miércoles y dejarle comer solo el lunes, ya tenía los seis séptimos en mi bolsillo, una suerte porque Hard todavía se mantenía, no se cómo,vivo comiendo un solo día a la semana, no cargaba mucho, pero cargaba, no me transportaba mucho, pero me trasportaba, no daba muchas vueltas a la noria, pero las daba. Yo estaba muy contento con el ahorro obtenido.
Pero miren por dónde Hard se me murió y no sé bien de qué. Mala suerte que tuve con el burro que me daba tan buen servicio y me iba dejando el bolsillo lleno. Sí, mala suerte.
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