En nuestro diario vivir obtenemos constantemente ganancias como producto de nuestras acciones. Resulta que muchos de los beneficios adquiridos por nuestro rendimiento no son percibidos pues contamos con una gigantesca programación de que solo se debe valorar el fruto que de nuestras acciones en dinero.
Si prestamos algo más de atención podemos ver los inmensos e innumerables aprovechamientos que nos favorecen por cada obra realizada:
En nuestro trabajo además de recibir un pago, contamos con la experiencia ganada, el compartir con otros, la oportunidad de mantener nuestra mente ocupada de forma positiva, entre otros no menos importantes.
Destacar los grandiosos beneficios que recogemos al realizar ejercicios, tantos, que son más los invisibles que aquellos que podemos apreciar. Cuando damos o servimos a otros, aveces no tenemos la conciencia de ver como a su vez somos servidos, siendo esto ocasionalmente en mayor medida de lo entregado.
Muchas son las oportunidades en que no disfrutamos percibir todos los beneficios que la vida nos trae en todo lo realizado. Estamos enfocado en la meta final, esa ganancia que nos motiva, y descartamos los pequeños detalles que hacen del recorrido placentero y constructivo.
En tu conciencia permitirás apreciarlo en mayor o menor medida, por tanto da gracias a Dios por todo a ciegas, sea que tú lo percibas o no, los resultados están ahí.
En nuestro recorrido vamos encontrando diferentes tipos de personas y cada una nos proporcionará beneficios diferentes, unas te pondrán a pruebas, otras te darán grandes lecciones y como consecuencia obtendrás lo mejor de ti.
Así que, ¿Por qué no dejar de priorizar en si existirá una ganancia por la actividad realizada y en vez disfrutar del trayecto estando presente en cada momento? Te aseguro que el proceso será más placentero y beneficioso.