Hace 65 años que el gran humanista, psiquiatra Dr. Antonio Zaglul, asumió la dirección del centro para la atención de los enfermos mentales, estamos hablando para el año 1950. En esa ocasión recibiría en inventario a 500 internos, a quienes más tarde los llamaría en su libro “Mis 500 locos”, obra de gran difusión, donde el autor narra con gran emotividad, la desgracia de perder el equilibrio emocional.
Hoy se estima o se tiene la percepción, de que todos andamos locos, que en 65 años, la cifra pudiera andar por los “500 Mil locos”. El ex presidente Hipólito Mejía al asumir la presidencia de la república en el 2000, se dio cuenta que afuera habían más locos que dentro del 28 como se le llamaba al centro de corrección para enfermos mentales, Padre Billini, y que este, ya no tenía razón de ser.
Volviendo al análisis puramente sociológico de la salud mental de los ciudadanos dominicanos, parecería como si estuviéramos atravesando por un estado de cretinismo colectivo. Se puede percibir en las personas que usan los llamados “aparatitos inteligentes”, lucen como si no estuvieran en este mundo.
La dependencia a ellos es total y hasta patológica. El consumo abusivo de sustancias alucinógenas en los más jóvenes está dejando secuelas alarmantes en sus psiquis mentales; esto agregado a la ansiedad que produce el deterioro de la vida de una gran parte de la población, sin contar los indigentes que pululan por nuestras calles y campos.
El panorama descrito por Zaglul en Mis 500 locos, es menos crítica y alarmante que el actual, no precisamente por la cantidad, sino por la gravedad del estado emocional y de demencia que presentan nuestros locos en la actualidad.
Lo preocupante de lo que estamos diciendo es que hay una indiferencia total en asumir ese problema. Las autoridades se hacen los locos ante tan delicado asunto. Estamos viviendo la época de las 3 D:
Drogadicción
Depresión y
Degradación humana de los habitantes de nuestra querida Quisqueya.