Una vez iban dos amigos caminando por la calle y le dice el uno al otro:
-Oye, ¿qué pasó con tu hermano?
Hace mucho tiempo que no lo veo.
El otro contesta muy triste:
– Fíjate que se murió.
-¡Se murió pero, de qué!
– Bueno fue por culpa de una tortuguita que le aventaron en la cabeza.
– ¿Cómo está eso?
Por una tortuguita no puede ser, explícate.
– Es que iba caminando cerca de un manicomio, y en eso unos loquitos le dejaron caer una tortuguita en la cabeza, entonces mi hermano volteó hacia arriba y les grita:
– ¡Aviéntenme a su madre!
– Y estos locos que le hacen caso, le aventaron a la madre de la tortuguita una caguama de 150 kilos.
De borrachos Llega un borracho a un bar y dice balbuceando:
-¡Felices fiestas
¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!
Uno de los parroquianos le frena y le dice:
-Pero, hombre…¡si estamos en pleno mayo!- -¿En mayo? Mi mujer me mata…¡Nunca había llegado tan tarde!
Este borracho se acostó en un banquillo del parque.
Llegó el policía y golpeó con la macana sobre el banquillo, y dice:
“aquí no se puede dormir”.
El borracho se levanta y cuando el policía sigue dando la ronda, se acuesta en otro banquillo.
A los pocos minutos llega el policía de nuevo y golpea en el banquillo, y dice: te he dicho que aquí no se puede dormir.
El borracho se levanta, refregándose los ojos y le grita al policía: pues claro que no se puede dormir, tú golpeando y haciendo ruido con esa macana toda la noche. quién va a dormir…
Suena el teléfono a las 6 de la mañana en la recepción del hotel, y dice un borracho a la recepcionista:
-Señorita, ¿me puede decir a qué hora abren la barra? Ella le contesta: -A las 5 de la tarde, pero déjeme decirle que con la borrachera que tiene no lo van a dejar entrar. Y el borracho le contesta:
-Si yo no quiero entrar, lo que quiero es salir, pues me quedé aquí anoche.
Iba caminando por la calle un borrachito y se encuentra con su compadre, y éste al ver que el borrachito tenía las orejas a carne viva le pregunta:
-Pero, ¿qué te ha pasado compadre?
-Es que a mi esposa se le ocurrió dejar la plancha prendida, y sonó el teléfono y agarré la plancha por equivocación.
-Pero, ¿y la otra?
Y el borrachito le contesta: -El maldito imbécil volvió a llamar.