Si bien es cierto que el Estado está en la obligación de realizar las obras sociales que por justicia y prioridad demandan las comunidades, también es cierto que ante la indiferencia de este, hay comunidades que en su proceso de crecimiento social y humano han gestado líderes con el empeño y la capacidad necesaria para construir soluciones a sus necesidades. Y esto lo confirma la histórica jornada de organización y trabajos sociales que Naranjo Dulce ha venido realizando para darse las obras que le han negadas por los gobiernos que se han sucedido en el tiempo.
Fruto de que cada vez que el río Yabija se desborda y deja incomunicados a todos los sectores comprendidos en la zona de Naranjo Dulce y la indolencia de las autoridades, en el presente, Naranjo Dulce está construyendo el puente La Piña-Naranjo Dulce, gracias a la visión y solvencia moral de sus dirigentes, la participación de sus moradores, la cooperación sin límite de hijos distinguidísimos de la comunidad, que aun viviendo fuera de ella se integran con sus aportes y sugerencias que tanto valoramos; así como naranjodulceros ausentes o de ultramar que, sin importar la distancia, extienden sus amorosos aportes en una expresión sin par de solidaridad. Se trata de un desafío que le puede quedar grande a cualquier comunidad, pero no a Naranjo Dulce, porque ella ha fraguado su tesón en la voluntad que de una dignidad acrisolada que le hace única.

¿A quién de las tantas personas que nos visitan se le podría ocurrir que una comunidad sea capaz de llevar a feliz término una obra de tan grande envergadura y cumpliendo esta con los estándares y rigores a considerar en una edificación de esta naturaleza?… Pero esa es la realidad: existe Naranjo Dulce, así somos; contamos con hombres y mujeres que han sabido interpretar su rol social y lo han asumido con valentía. Y si hemos tenido que esforzarnos, también nos hemos hecho más fuertes, más confiados en nuestra gente, en nuestro destino de historia elegida.
Gran orgullo para nosotros contar con personas como las que integran el equipo que se empoderó para la construcción del puente. Y hay están entregados día y noche a tan noble causa: el profesor Danny Rafael Cruz, el doctor Rafael Javier, Francisco Oleaga, el ingeniero Wilberto de Jesús, Antonio Núñez, Agustín Hiciano, Alfonso Núñez, Ramón Antonio Jiménez, entre otros. Y es justicia resaltar el apoyo de Julio Jiménez, José Manuel Paulino, Martin Motors, la cooperativa de Cacaotaleros COOPROAGRO, Rafael Espinal, Héctor Paulino; y un equipo plural de naranjodulceros establecidos en Estados Unidos que han contribuido en gran medida para la susodicha obra.
Decimos todo esto, y lo hacemos con el tono claro de quien entra al territorio de la historia sin resentimientos. Y en cuanto faltan algunos detalles, agradeceríamos, a quien fuere, su colaboración, con lo que merecería nuestra gratitud y sería parte ya de nuestra memoria de propósitos humanizantes… En esta etapa final, necesitamos 600 fundas de cemento y otros recursos menores que darán terminación a la consabida construcción.
El comité que lideréa el referido proyecto tiene en agenda otras obras, no menos sentidas de la comunidad y, consciente de los desafíos del presente y el futuro, ha determinado trascender la obra que en el presente le ocupa y constituirse en un espacio de reflexión permanente y operaciones de crecimiento humano, confiado en que no solo de materia están hechos los pueblos… Y como es cierto que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla, cierto es también que si no hay visión de futuro se quedan entrampados en el pasado… Y Naranjo Dulce, sin olvidar sus raíces, merecerá mayor respeto en el devenir.