Las autoridades municipales, con el apoyo de otras entidades estatales, preparan operativos dirigidos a desarrabalizar la ciudad a partir de junio.
Creemos que nunca es tarde si la programación a desarrollar se sustenta en los ejes de educación, persuación y una escala de sanciones.
Tómense el tiempo aconsejable para convencer y tratar con dignidad a quienes resultarán afectadas. Son personas que tienen en común su procedencia: zona rural o urbana marginada.
Esos operativos constituyen decisiones reactivas que mejor hubieran sido preventivas ante un fenómeno social indetenible como es el desempleo.
Creemos que es más doloroso derribar casetas y tarantines que humildes ciudadanos levantan en sitios públicos, que evitar que los instalen.
Tanto el ayuntamiento como las demás instituciones tienen suficientes empleados que transitan por las calles y avenidas de la ciudad. Basta que se les instruya para que informen y convenzan a quienes intenten instalar un pequeño negocio de no hacerlo.
Ante esta recurrente situación se impone la necesidad de que en paralelo al proceso de desarrabilización y limpieza del entorno urbano, se informen las sanciones a quienes lo intenten por primera vez y se le apliquen a quienes reincidan.
En otras ciudades como Santiago sus autoridades comenzaron a limpiar de obstáculos las calles y avenidas. Los gritos, quejas y lamentos de los afectados no son exclusivos de ellos, porque se replican en las demás ciudades del país.
Nos atrevemos a adelantar que igual drama escenificarán en San Francisco de Macorís quienes se verán afectados con los operativos que anuncian las autoridades.
Sin dudas que el drama social que se observa en las zonas urbanas está en proporción directa al tamaño de las ciudades. Pensemos que si duele verlo, imagínense lo que es vivirlo.
Si soñar no cuesta nada y muchos sueños se han hecho realidad, les invito a soñar amigos lectores, que a futuro veremos que en este país las ciudades no serán arrabalizadas porque se urbanizarán los campos con la creación para sus habitantes de mejores condiciones de vida que les estimularán a permanecer en su hábitat natural.