Señora bomba explosiva. En verdad no es de usted que quiero hablar, sino del maestrico, un amigo con más de 50 años de amistad, solo él sabe las veces que se levanta temprano con una gana inmensa de explotar la bomba por circunstancias que le sucede en el diario vivir, ayer me contó que a las 5:30 AM, buscando el único sobrecito de café que le quedaba choco con la bacinilla, se le cae el celular en los pipi, toma la Biblia para leer el salmo 23, que es parte de la costumbre diaria por más de 50 años, se fue la luz y solo gritaba “hoy pongo yo la bomba”
Señora Bomba, ese mismo día visitó el nuevo banco que llego a San francisco de Macorís, llamado Banca Solidaria, frente al banco de Reservas, lo sentaron por media hora y le pidieron la cedula, y la joven le pregunto ¿Si esa foto era el?, él respondió “No”, soy tu abuelo, ¿tiene fiador?, “si”, ¿Qué edad tiene? “64 años,” ¿usted? “70 años”, y ella le dijo “lo siento señor, por la edad de usted el banco no puede prestarle”, mi amigo se paro, se sentó, se paró, y a el mismo se le olvido si salió caminando, ya en la calle, en silencio gritaba o resaba entre dientes “hoy pongo yo la bomba” “hoy yo pongo la bomba.”
Señora bomba, al otro día visitó la cooperativa Vega Real, el Banco de Reservas, cinco financieras, del Banco Popular, BHD y León y todos respondieron lo mismo, por la edad y el maldito expediente que salía en la pantalla de la computadora de Data Crédito, mi amigo se sintió como un maleante de Odebrecht o un sicario de la OMSA o peor aun el más pobre del comité político del PLD, se sentía una rata, un perro sin dueño, la oveja perdida que tantas veces habla la Biblia, sobre todo, mas infeliz que Luis el Robot, camino, llegó a su casa y se devolvió al último banco, se acordó que se le había quedado el viejo motor Honda en el parqueo del banco, por suerte ahí estaba el motor con la goma pichada y solo decía “Hoy pongo la Bomba”— Señora Bomba por favor ayude a mi amigo, el día que él decida explotar la bomba, ¡ No explote ! por que ahora soy yo quien quiero explotar la bomba, en el Congreso Nacional o en el Palacio Presidencial, o en los Comité Políticos del los Partidos de Oposición, en una reunión grande de la falsa izquierda o en una asamblea de gay ( maricones malos ) o en la Oficina de Impuestos Internos, en todas las bancas de apuestas o en una reunión de todas las ARS, en una cosa llamada PARLACEN, o en las falsas Cooperativas que son financieras o bancos privados.
Señora Bomba no se ponga asequible a la gente porque ahora somos todos que queremos explotarla. Atentamente, Manolo Bonilla.
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