Ahí están unos señores legisladores, de ideas bien avanzadas, dándole consejos al jefe de la policía de cómo acabar con la delincuencia. Recomendaciones tan civilizadas como la ejecución sumaria en el mismo lugar de los hechos mediante el fusilamiento en el paredón, y el d´ale pa´ bajo, para acabar con la delincuencia, o más concretamente con los delincuentes que nos tienen en zozobra permanente, y bajo un estado de terror generalizado.
Además están pidiendo que los medios de comunicación no lo hagan público, pues de alguna manera, como personas civilizadas que somos, debemos guardar las formas cuando estos actos tan piadosos y humanos suceden.
Nosotros creemos que estos diputados se han quedado cortos en sus sabias recomendaciones a las autoridades del orden, porque eso de dar tiro en la cabeza o en el pecho para acabar con un malvado ya está muy gastado.
Se veía antes a cada rato en las películas del oeste americano, y ahora sucede en las de detectives, los denominados filmes de acción, y en la realidad diaria de nuestro combate a la criminalidad, donde las ejecuciones hasta se pasan a través de las redes sociales.
Por eso, entendemos que esa forma de matar a base de disparos hace poco o ningún efecto sobre los criminales. Desde nuestro sincero punto de vista, queremos hacer algunas recomendaciones adicionales de ejecuciones sumarias que, además de acabar de raíz con los malandros, sean una muestra de escarmiento radical y que los bandidos piensen lo que les podría pasar antes de cometer sus tropelías.
Por ejemplo, podría volverse al uso de la guillotina, el macabro invento francés perfeccionado por el Doctor Guillotin, que sólo recordar el nombre y la forma del aparato le ponen a uno los pelos de punta.
Podría construirse una modelo funcional, de mediano tamaño, que pudiera llevarse y utilizarse con comodidad en una simple camioneta. Su efecto es mucho mayor que una simple bala que penetra en el cuerpo y apenas hace un agujero en la camisa, pues la cuchilla baja rápida y con un sonido peculiar ¡siiiiizzz! y de un golpe seco ¡chak! secciona cabeza, limpiamente cortada, y cae al suelo o sobre un cesto, manado sangre a borbotones por el cuello amputado.
También, inspirado en la forma medieval, está el descuartizamiento de la víctima. La ataban de brazos y pies a cuatro caballos, y arreaban a los animales hasta quedar desmembrada. Es método es relativamente sencillo de aplicar, pues en vez de los caballos podrían utilizarse las poderosas motocicletas tipo saltamontes, como los que usan algunos agentes patrulleros por las calles de nuestra ciudad.
Este es también un espectáculo muy intimidante, ver como se separan brazos y piernas del tronco, entre alaridos de dolor, es algo imborrable. Hay otro método de descuartizamiento, también inspirado en el medioevo, muy utilizado en Inglaterra, y que era presenciado de manera directa por los reyes, el cual consistía en abrirle el pecho al sentenciado estando vivo con ayuda de un cuchillo bien afilado, y sacarle corazón, después seguían cortando el resto del cuerpo, echando los pedazos en aceite hirviendo.
Este método es algo más dificultoso por aquello de tener que calentar un tanque lleno de aceite, y por lo caro que se está poniendo ese ingrediente de cocina y el gas con la actual reforma fiscal.
¿Qué les parecen los métodos propuestos? Fáciles de llevar a cabo, tan antiguos como innovadores y bien eficaces y, sobre todo, ejemplarizantes y disuasorios al máximo ¿Qué les parece, señores legisladores? Y por si fuera poco, estaríamos ala cabeza en el ranking mundial en la metodología para la represión de la delincuencia.
En algo positivo teníamos que ser los primeros ¡Ya era hora!