Lo que duele de la reforma fiscal
El pueblo dominicano ha sobrevivido a todas las reformas que han impuesto los gobiernos reformistas, perredeístas y peledeístas.
Sin embargo la más reciente que comenzó a aplicar el gobierno genera tal repudio de la población que nos conduce a afirmar que a este país tenemos que refundarlo.
Cincuenta años de «Democracia» demuestran que quienes han gobernado este país desmienten con sus hechos lo que predican con palabras. Son verdaderos simuladores, farsantes y estafadores de esperanzas.
Lo que duele de la reforma fiscal o paquetazo es la impunidad con que los gobernantes y los principales gerentes políticos y sociales del país premian y protegen a los responsables del hoyo, del túnel financiero que ahora tiene que llenar el pueblo pagando impuestos que empeorarán su calidad de vida.
Tenemos que refundar el país para que surja una clase política seria, creíble, que se comprometa de verdad a crear las condiciones que propicien el desarrollo y bienestar de la población.
En un breve vistazo de casos memorables comencemos con Joaquín Balaguer: «la corrupción se detiene en la puerta de mi despacho». No olvidemos el gabinete de la sombra que le acompañó. Este contrató plantas eléctricas hasta el 2016 que aunque no estuvieran funcionando el estado tiene que pagarle cada mes altas sumas en dólares.
Permanece viva en la memoria colectiva la muerte del Presidente Antonio Guzmán Fernández quien, avergonzado, impotente y deprimido por la corrupción de funcionarios de su gobierno, se suicidó.
Salvador Jorge Blanco, el hombre de las manos limpias, fue humillado y encarcelado por corrupción de funcionarios de su gobierno apadrinados por él.
Hipólito Mejía, quien afirmó que no permitiría que nadie en su gobierno metiera la mano, él mismo usó recursos del Estado para construirse casas campestres y patrocinó actuaciones desenfrenadas de colaboradores como Silvio Carrasco que vivió como un jeque árabe en este país de pobres e indigentes.
Leonel Fernández, quien denunció y reiteró que en los gobiernos de Balaguer cada año la corrupción se llevaba 30 mil millones; durante los 12 años que manejó las riendas del Estado Dominicano, para hacer creer que frenaría y castigaría la corrupción mediante decreto creó organismos como la comisión de ética pública y combate a la corrupción. A esa comisión, a la Cámara de Cuentas, a la Contraloría General de la República, al Departamento de Persecución a la Corrupción, entre otras, las convirtió en entidades inorgánicas, verdaderas entelequias infuncionales, pues no evitaron nada ni persiguieron a nadie. Hoy presenciamos el robo más grandes y descarado de los recursos del Estado, pero no hay nadie preso.
Eso es lo que duele: saqueo, impunidad, pobreza con tendencia a masificarse hasta degradarse en la miseria.
Así, un país donde se sufre hambre e injusticias no es patria de nadie.
Justo es pues el momento de que comencemos el proceso de refundar este país.