En mayo se cumplen 51 años de la muerte a tiros del tirano Rafael L. Trujillo Molina.
Al caer la dictadura trujillista, quienes lucharon por su desaparición y sectores sociales con educación escolar, sintieron deseos de disfrutar de libertad y de los beneficios que ofrece el sistema político democrático.
Desde 1962 los segmentos instruídos de la población comenzaron a alimentar la esperanza de que con este sistema se instalaba un régimen que erradicaría las inequidades sociales, en razón de que estaban acostumbrados a ver que sólo Trujillo, sus familiares, partidarios y sus favoritos gozaban de irritantes privilegios y las bondades de la dictadura.
Los ciudadanos pobres, analfabetos o de escasa escolaridad, -los políticos, antes como ahora-, los mantienen en el vergonzoso ostracismo de las miserias físicas, excluídos de las posibilidades de vivir con dignidad.
Quienes han gobernado el país en el período de 51 años que cumple la democracia dominicana, ellos, sólo ellos y sus favoritos se han beneficiado de las bondades que les garantiza el ejercicio del poder.
Los políticos saben que los pobres e ignorantes sólo piensan en, y con el estómago, para vivir el día a día. En otras palabras no tienen expectativas ni ponen nada en perspectiva, porque viven el aquí y el ahora.
Usted ha visto, estimado lector, los humillantes y vergonzosos repartos de cajas con «alimentos» que cada año encabeza el Presidente Leonel Fernández. Antes lo hicieron Joaquín Balaguer y los gobernantes perredeístas.
Ese sistema democrático al estilo y modelo dominicano ha condenado al 85 porciento del pueblo a vivir en la antesala del infierno o lo que equivale decir un Estado Fallido.
EL JAYA, a la luz de esa realidad, propone que de cara a cumplirse el bicententenario del nacimiento del fundador de la república Juan Pablo Duarte, la sociedad civil organice e impulse la movilización de la mayor cantidad de personas en ruta a comprender que ese Estado Fallido sólo le garantizará el derecho al blablabá y a la protesta inocua, tan inofensiva que ni el alcalde pedáneo se molesta aunque los manifestantes hagan ruído frente a su casa.
Como integrante de la Sociedad Civil, el Instituto de Contadores Públicos Autorizados de la República Dominicana (ICPARD) puede coordinar con las asociaciones de comerciantes conferencias, cursos y talleres de capacitación para que fortalezcan sus negocios. Nos hemos enterado de que entre los que murieron ahogados en el naufragio de la yola el 4 de febrero, había jóvenes del Bajo Yuna y otras poblaciones de la provincia Duarte que tenían pequeños negocios y otros que habían quebrado.
La Asociación Nacional de Profesionales Agrícolas (ANPA) y la Asociación Dominicana de Ingenieros Agrónomos (ADIA) pueden coordinar con las asociaciones y federaciones de campesinos labores de extensión mediante días de campo durante los cuales se capaciten a los agricultores en nuevas técnicas de producción y mercadeo que les permita zafárseles a los intermediarios de modo que logren mayores beneficios de sus cosechas.
Los grupos estudiantiles del CURNE y los jóvenes de la Pastoral Juvenil de la Iglesia Católica deben coordinar, organizar y poner en marcha jornadas de alfabetización en barrios y campos con los alumnos que deben cumplir 60 horas de servicio a la comunidad como requisito de su formación educativa.
Las agrupaciones comunitarias como juntas de vecinos, clubes sociales y deportivos deben planear competencias en cuanto a mantener limpias y reforestar las calles de sus sectores, pintar sus casas y embellecer su entorno.
Estas actividades son factibles de realizar y tenemos que intentarlo entre todos, empoderándonos y poniendo en acción los ideales de Juan Pablo Duarte en el bicentenario de su nacimiento.