La velocidad del proceso de descomposición que en todos los órdenes vive la humanidad es proporcional a la delincuencia criminal que arropa al conglomerado social.
Es un fenómeno global cuyas ráfagas llegan rápido y con fuerza al país.
Los delincuentes son audaces e impiadosos allá y aquí.
Valoran más el objeto que les atrae que la vida de una persona.
Ahora son tan variados los métodos y tan diestros los delincuentes como asombrosas sus hazañas.
Por ejemplo, aquí se roban bustos de patriotas, espadas y estatuas de héroes, ojos de gato de las carreteras, bombas de los acueductos, robo y clonación de tarjetas de crédito, entre otras muchas cosas.
La más reciente es el robo de un avión, un hecho del cual muy pocos dominicanos conocían de acciones como esa.
Esto demuestra y comprueba que el arrojo y creatividad también son herramientas importantes para el logro de objetivos en el ámbito del delito.
De manera que hoy tenemos delincuentes expertos de las más diversas especialidades, pues robar un avión es tarea exclusiva de individuos bien entrenados en el manejo de aparatos como este.
Es seguro que quienes se lanzan a ese tipo de hazaña conocen su penalidad prevista en los códigos y saben que robarse un avión dada la sanción prescrita es lo mismo que robarse una motocicleta.
Asi que el conocimiento acerca de la cultura del delito se diversifica al grado de anularnos la capacidad de asambro.
La verdad es que para los ladrones de estos tiempos nada parece imposible.
Roban de todo lo que sea hierro o metales sin importar la altura y riesgos como es subir a torres eléctricas y desmantelarlas.
En el plano directo, personal, los delincuentes multiplican las formas de acechanza contra el ciudadano: desde tomarlo como víctima de un atraco, hasta adormecerlo con la sustancia burrundanga o hipnotizarlo con un objeto imantado para despojarle de prendas o llevarlo al banco donde tiene su cuenta, hacerlo que saque dinero y le entregue la cantidad que le pidan.
La globalización de métodos delictivos modernos constituyen una permanente y creciente amenaza contra la ciudadana.
Recuérdese que este país tiene fronteras abiertas para acoger ciudadanos de todo el mundo entre los que llegan individuos adiestrados en la comisión de diversos delitos en capacidad de cometerlos de las forma más espectaculares.
¿También ante la delincuencia tendremos que decir sálvese quien pueda?