La política es causa y consecuencia de los cambios sociales y económicos de los pueblos.
Es una actividad social propia e inherente al hombre. En República Dominicana la política es una industria que moviliza a entusiastas muchedumbres al grado de convertirse en un verdadero espectáculo.
En este país ningún espectáculo es tan extenso en su duración ni tan intenso en su práctica como la actividad política.
Para el entrante año 2020, por ejemplo, el escenario ya está servido para elegir, en febrero, a las autoridades locales o municipales y, en mayo, a los congresistas, al presidente y vicepresidente de la República.
Sin dudas que la frecuencia e intensidad de la práctica política en República Dominicana civiliza y serena las pasiones de las masas.
Es un escenario donde seguiremos observando las prácticas propias de la cultura política de los líderes, gerentes de los partidos y las masas.
Como en San Francisco de Macorís hay nuevos líderes y actores en escena, es de esperarse que estos introduzcan formas diferenciadoras de las que estamos acostumbrados a presenciar.
Deseamos que como espectáculo, en la política también se comiencen a innovar las formas, métodos y prácticas que le revistan de su enorme trascendencia social.