Como los animales y los humanos somos todos miembros del mismo reino con algunas diferencias o caracteres distintos, en ambos se generan los mismos conflictos que surgen por intereses y grupos a los cuales responde cada especie.
En un gallinero no ha sido posible tener a dos gallos padrotes aunque en el mismo haya mil gallinas y en una traba de gallos de peleas no se pueden introducir dos gallos en un solo rejón aunque sean hermanos encastados por un mismo gallo y empollados por la misma gallina, porque introduciéndolos en el rejón y matándose de inmediato.
En la selva se impone la ley de la fuerza para los más grandes comerse a los más pequeños y en la especie humana se da lo mismo. Un grupo social elimina al otro grupo, alegando que los miembros de su entorno social son más puros que los demás. Recuerdo cuando un dirigente del PLD antiguo Rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, cuando dijo que el país estaba dividido en dos: los honestos que eran y son los miembros del PLD y los deshonestos que son los que no son miembros del PLD.
Un partido político aspira al poder descalificando al otro, aunque ese otro haya sido el que lo haya formado, otros intentando encumbrarse en la altura, condicionando su subida a la posible derrota del adversario. Otros por crecer en el negocio aplastando a la competencia usando dinero lavado proveniente de actividades ilícitas, otros por aumentar su capital de trabajo sin pagar impuestos y otros llegan hasta eliminar físicamente a los contrarios para eliminar la competencia.
Entonces, la regla debe ser y así está establecido en las leyes del país que en todos los conflictos y desórdenes que se producen y se generan en los núcleos de animales y de los humanos, alguien tiene que intervenir para poner el orden en nombre de todos y en igualdad de condiciones. Las reglas deben establecerse con un criterio de igualdad para poder mantener el equilibrio entre todos. Aquí en el país, esa igualdad está planteada en el artículo 39 de la Constitución Dominicana, pero ha sido atropellado por el artículo 339 del Código Procesal Penal al decir que el juez al fallar puede tomar en cuenta el arraigo de una persona.
En los gallos de peleas el orden se impone manteniendo a cada gallo en un rejón distinto y en el gallinero solo preservar un gallo padrote por cada gallinero, pues, cuando los que tienen que imponer el orden no lo hacen, entonces sucede lo que está pasando en la República Dominicana que como el Sistema Judicial ha colapsado frente al crimen organizado, y ya no está en capacidad de mantener por encima de toda su simbología y ha caído por debajo de grupos atropellantes, todo el que quiere matar mata, todo el que quiere robar roba, todo el que quiere mandar a matar por dinero, por droga, por un celular, por una bomba de agua, por una cerveza, por una mujer de mala reputación, por un trabajo, por una simple deuda, por una arma de fuego y hasta por un “quítame ésta paja”.
Pues, se nota que la población delincuencial no le teme a la simbología del Poder Judicial, y hacen de todo y cuando suelen ser apresados al no haber una disposición penal que prohíba el otorgamiento de fianza y garantía, entonces solicitando un cambio de medidas logran la libertad y cuando el Ministerio Público llama al juicio preliminar para presentar los medios de pruebas, ya el imputado lleva tres robos o tres asesinatos más, y como el Código Procesal Penal prohíbe que al imputado y frente al juez se les recuerden sus antecedentes penales, entonces otra vez logra su libertad hasta culminar con otros muertos encima y ésta vez podría ser una banquera, un estudiante o un hombre de negocios, y como la población siempre espera que los daños les sean resarcidos en naturaleza o con la prisión, pero sucede que como el Sistema Judicial dominicano ha colapsado y no obliga a los violadores a pagar los daños como debe ser, viene entonces lo que nadie quiere (la venganza), que consiste en aplicarle al violador por parte de los familiares de la víctima la misma medicina y muchas veces se produce con más saña.
Le recuerdo el caso que se produjo en Licey Al Medio, municipio de la Jurisdicción de Santiago en el que se produjo un homicidio que al cabo del tiempo entre ambas familias enfrentadas por no haberse aplicado la ley al matrero, terminaron con más de 10 personas muertas entre ambas familias y que fue con la intervención de la alta jerarquía de la Iglesia Católica que se terminó con dicha tragedia.
En la República Dominicana se ven a diario barrios enteros a plena luz del día golpeando a alguien que ha producido un daño y como la población sabe que el Sistema Judicial Dominicano ha colapsado, acude a su propio medio para vengarse de su verdugo que lo ha atropellado, y termina haciendo lo mismo que hizo el ganso que al llamar la gansa en vez de darle cariño le aplicó “venganza” y el pueblo Dominicano organizado en juntas de vecinos, y frentes de masas está terminando igual que el ganso, que en vez de cantarle a los delincuentes una danza, le está aplicando venganza. El autor es Abogado Notario, Ex Fiscal del Distrito Judicial Duarte