Elisa Granato, microbióloga de la Universidad de Oxford, la primera italiana en probar una vacuna experimental contra el COVID-19, cuya producción sería financiada por Bill Gates, recibió su primera inyección el pasado 23 de abril y fue transmitido en directo por la BBC.
En dicha cadena, la investigadora declaró que «soy una científica y quería apoyar un proyecto científico. Personalmente, tengo un cierto grado de confianza en esta vacuna».
Granato desmintió en sus cuentas en las redes sociales que enfermara o muriera luego de ser inoculada.
La investigadora se tomó su tiempo para ser ella misma quien desmintiera las lúgubres versiones que comenzaron el mismo 23 de abril, día de su vacunación, y lo hizo cambiando el nombre de su cuenta en Twitter por Dra. Elisa Granato – 100% viva.
«A finales de abril comienzan los test con personas y si hay éxito la vacuna podría estar disponible en septiembre». Así lo anunció previamente el consejero delegado de la sociedad italiana Advent-Irbm, situada en Pomezia (Lazio), que opera en el sector de la biotecnología molecular y de las ciencias biomédicas, asociada con el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford para lograr la vacuna contra este coronavirus.
Elisa precisó en su cuenta en Twitter antes de cerrarla con candado que la vacuna no contiene COVID-19 sino solo una pequeña parte insertada en un virus diferente y no dañino porque la idea es que se produzcan anticuerpos.
“Esto evita que se propague, pero potencialmente puede activar el sistema inmunitario y así protegernos del COVID-19”, explicó.
El cofundador de Microsoft, el filántropo Bill Gates, ha expresado su confianza en el experimento y ha confirmado su disposición a asumir los costos de producir esta vacuna si se demuestra su eficacia.