La noche del jueves 30 de abril partió a la morada del Señor a causa de quebrantos en su salud, doña María Rodríguez, madre del Dr. Luis Elías Esmurdoc Rodríguez, General del Benemérito Cuerpo de Bomberos de esta ciudad y vicerrector de la Universidad Católica Nordestana.
“Si en el cielo se conocen los ángeles yo tuve el privilegio de conocerla en la tierra”, así la describe su único hijo biológico que aunque con tantos años en su compañía no quería desprenderse de ella.
En estos momentos de cuarentena a causa del Covid-19 lamentamos no acompañar a una persona que siempre dice presente en los momentos que necesita la población, una persona con vocación de servicio, como es el doctor Luis Esmurdoc de quien podemos confirmar que es una persona que dice siempre presente cuando se le necesita.
Tuvo que ser el hijo de un ser inigualable.
Doña María, a la respetable edad de 101 años dejó la vida terrenal. Una mujer que la describe su hijo como: amable, atenta, siempre feliz, muy solidaria, con gran vocación de servicio, muy trabajadora toda su vida en el área de farmacia, fue propietaria de la Farmacia Esther; además del doctor Esmurdoc, crió doce hijos, la mayoría de los cuales son profesionales y otros emigraron a diferentes países.
Un ser ejemplar desde su negocio de farmacias, ayudó a recobrar la salud de munícipes francomacorisanos que acudían al establecimiento.
Toda su vida vivió en el hogar del doctor Esmurdoc donde lo llenó de dulzura, amabilidad y paz.
Con sus nietos era protectora, cariñosa y les predicaba con el ejemplo. Con la esposa del Dr. Esmurdoc, doña Francisca Cunillera era una madre, la describía como otra hija.
Estuvo siempre ligada a los procesos revindicativos de los pueblos Los Cerros, Maimón, Constanza y Estero Hondo representando filiales de San Francisco de Macorís junto a doña Argentina Esturla, Ana Salime Tillán, Ángela Negrete, Fé Grullon, entre otras.
Además estuvo vinculada a las organizaciones de actividades del 14 de junio en el parquecito de los Mártires.
Fue todo el tiempo cabeza de familia de sus padres y de sus hermanos era la mayor de nueve hermanos oriundos de La Vega, en un campo nombrado La Llanada.
“Era mujer con una fé cristiana sólida e inquebrantable que influyó con todos los que le rodeaban, siempre inculcando el respeto a los mayores y a los demás” expresó su hijo.
Un ser solidario con el necesitado, con una inagotable vocación de servicio.
Nos enseñó dentro de la fé a respetar y a valorar a Dios por sobre todas las cosas, perteneció a la congregación de las Hijas de María.
Formó una sólida y abundante amistad con la gran mayoría personalidades de esta ciudad al extremo de ganarse el cariño y el respeto de todos.
Fue premiada por la Asociación Nacional de Farmacias por su valor al mérito y antiguedad en el servicio por sus 53 años de labor ininterrumpidas en el área, laborando los últimos 26 años de su vida junto a Francisca, la esposa del doctor Esmurdoc en la farmacia.
Sus nietos expresan queera amante de sus nietos dándoles amor, pero siempre inculcándoles los valores familiares, éticos y morales y cultivando la honradez y honestidad e hizo de su familia y de la familia de la esposa del doctor Esmurdoc una sola familia.
Ha fallecido un ser extraordinario.
Sus restos fueron sepultados en el cementerio Las Mercedes de esta ciudad. Paz a su alma.