Señora Fosa Común:
Todos los que pasamos de 59 años sabemos lo que es una fosa, porque la hemos visto en las fotos de las películas de guerra y en foto cuando se han producido las grandes pandemias mundiales, son hoyos grandes donde se tiran los cadáveres de los humanos que perdieron su vanidad individual por morir en un momento que están muriendo al mismo tiempo mucha gente y no hay hora para una Santa Sepultura, más para aquellos que en vida soñaron con un entierro contrario a lo que vivieron.
Eran egoístas, de una fe dudosa, de doble moral, oportunistas, de amistades selectivas, de grandes fiestas, de ropa de marca y exhibicionistas como estilo de vida, sobre todo la presencia de mucha gente importantes en su entierro; su viuda vestida de negro y su hijo mayor leyendo el panegírico como el mejor padre en el mundo, como si él lo estuviera escuchando, en su caja costosa de una funeraria cara y afuera de la catedral un grupo de babosos contando grandes anécdotas cuando ese muerto se tomaba unos tragos.
Señora Fosa Común, motivado por la lectura de una frase del escritor mexicano Octavio Paz que dice “la indiferencia del ser humano ante la muerte, se nutre de su indiferencia ante la vida”.
No es que odio mi vida, no me quejo ante Dios por lo que me ha tocado, me duele la campaña sistemática y organizada de este capitalismo salvaje contra los hombres y mujeres que pasamos de los 60 años, desde los 40 años comienza los avisos necesitamos empleados de 20 a 35 años y entre las mujeres llamadas buenonas, no chapeadoras, porque una chapeadora es más comercial, porque todas dicen que un viejo pobre si se enamora es un baboso, debería de estar en la iglesia rezando y esperando su turno para cuando Dios lo llame; pero nada de esto es una broma con carácter.
Fuerte está lo que escribió un maldito economista defensor del capitalismo salvaje, pues ese desgraciado llamado Thomas Malthus escribió una propuesta contra los viejos llamada malthusianismo, al inicio de la revolución industrial y él decía que los bienes no alcanzan para toda la humanidad para mantener su ritmo se necesitan pestes, guerras, pandemias o desastres que provoquen muertes para su equilibrio, mayormente a viejos, que desaparezcan y así aumentaría sus beneficios.
Querida Fosa Común, antes de la pandemia del coronavirus me sentía vencido por la propaganda de que la vejez es una enfermedad, aunque no he llegado a los 70 años sentí el deseo de organizarme para la muerte y comencé a dar el primer paso para la fosa común y leyendo al poeta griego Eurípides con su frase: «A los muertos no les importa cómo son sus funerales, su tumba suntuosa, sirven para satisfacer las vanidades de los vivos», termina la frase y estando frente a la fosa que no es más que un maldito hoyo ví en el fondo un paquete de cadáveres de personas que no fueron dignas de yo estar juntos con ellos y me devolví, repitiendo la frase del poeta inglés Francis Dumont repitiendo la frase que dice que el que vive retirado dentro de su inteligencia y espíritu, vive en el paraíso.
Atentamente,
Manolo Bonilla,
ex cadáver.
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