Lo que está ocurriendo en nuestro país hay que prestarle mucha atención y más a la justicia que tenemos.
Hoy día quieren crucificar a Don Miguelo, una sociedad que se cree muy moralista, pero en el fondo juegan a la doble moral. Se quiere juzgar a este exponente del género urbano, del cual en un gran porcentaje no estoy de acuerdo con su contenido, debió a la incitación del uso de drogas, alcohol, hookah y armas en sus canciones y videos, Miguelo es de los que tiene el contenido más limpio en sus temas.
Pero que resulta, la justicia dominicana quiere cortar la soga por lo más débil como siempre ha ocurrido y para eso toman a Don Miguelo, no lo estoy justificando, pero si creo qué hay otros casos que quieren callar con este; al cual no son capaces las autoridades judiciales de darle salida a la sed de justicia que clama el pueblo por los diferentes hechos de violaciones y asesinatos que se han venido realizando sistemáticamente contra niños y niñas, como el último ocurrido a la niña Liz María, que a pesar de que su verdugo admitió su culpabilidad, este no ha sido tratado de la manera que se merece en la justicia, claro el cuerpo de la niña es imprescindible para la investigación.
Quieren juzgar y crucificar a Don Miguelo, por el video de las niñas bailando, pero les hago una pregunta: ¿Quiénes no han visto niños de ambos sexo ejerciendo estos bailes del género urbano en las redes sociales, cuando estos son grabados en playas, piscinas y hasta en sus mismas casas?
En múltiples ocasiones hemos visto miembros de nuestras familias como son: hijas (os), sobrinitas (os), nietas (os) y hasta vecinos bailar esos tipos de baile. El que esté libre de pecado que lance la primera piedra.
El género urbano es una clara expresión de la descomposición de nuestra sociedad, pero: ¿Quiénes son los responsables? ¿Usted o yo?
No, es el sistema de transculturación al que nos han sometido los que nos dirigen, ¿o acaso no vieron que la mayoría de temas en campaña eran de la música urbana? Los políticos en su agonía de ganar adeptos (quien escribe lo vió en múltiples ocaciones) ponían a niños y menores de edad a bailar para hacerse los graciosos ante el electorado.
Otros casos que debemos señalar a la justicia dominicana en su ineficiente trabajo de investigación, son los de pedofilia cometidos por sacerdotes, pastores y hasta miembros de la familia. Pero estos casos no son resueltos ni hecho público para castigar a estos depredadores sexuales.
También a las autoridades hay que enrostrarle la cantidad de menores que andan manejando carros, motores y pasola, lo cuales han sido causantes de muertes en accidentes provocados por ellos. ¿Y las autoridades? Muy bien gracias. Por otra parte, los menores de edad que visitan los centro de bebidas alcohólicas y las discotecas.
La manera tan drástica que la justicia quiere presentar el caso de Don Miguelo, no creo que sea el más correcto, porque para eso primero hay que someter a los padres de los niños o el familiar responsable de estos, porque los videos fueron enviados con la anuencia de ellos. Además creo pertinente que Don Miguelo pida disculpa públicamente, el pago de una fianza no mayor de cien mil pesos (100,000) y que el video sea censurado, quitado de YouTube y de las redes sociales.
Don Miguelo, no es un delincuente común para que sea tratado de esa forma y los que están para ejercer el trabajo de la justicia lo saben, él es un representante de un género qué hay que reconocer que atrae a la juventud local, nacional y también en el ámbito internacional.
La doble moral en la sociedad debe cesar, y si de verdad queremos encontrar culpables, creo que no debemos ir muy lejos; todo debe empezar desde nuestros hogares, iniciando ha inculcarles los valores positivos a nuestros hijos.
¡LIBERTAD PARA DON MIGUELO!