La Filosofía para Niños es un fascinante tema de estudio donde se puede encontrar el resumen de las ideas de Lipman (1989), el cual trae a la modernidad conceptos de los antiguos pensadores que consideraban a la filosofía como una necesidad y parte integral y fundamental de la educación del ser humano. Esto indica que se trata de una “filosofía al alcance de todos” y “filosofar de un modo sencillo sin importar edad o condición académica”.
La asignación de lecturas para posteriormente discutirlas, forma parte vital de los esfuerzos con los que se pretende generar habilidades de pensamiento en los niños, tales como la formulación de preguntas, dar buenas razones, contar o narrar historias, comparación y distinción, formación de conceptos, clasificación o relación parte todo y sentido-finalidad; mientras que las habilidades que se busca desarrollar más avanzadas son la detección de ambigüedades, establecimiento de símiles, uso de metáforas y analogías, desarrollo del pensamiento crítico, reflexivo y solidario. La Filosofía para Niños tiene la finalidad de desarrollar estas capacidades, el razonamiento crítico, creativo y cooperativo a través del pensamiento filosófico, con lo que se pretende guiar para interiorizar y elaborar normas, valores éticos y morales por sí mismo.
Conseguir todo lo anterior es una meta que se logra al estimular el desarrollo de habilidades cognitivas y afectivas, de manera tal que se adquieran las destrezas de cómo razonar y argumentar de manera efectiva dentro de un ambiente, que centre sus principales esfuerzos en la investigación y el diálogo, con lo cual los niños serían capaces de construir sus propios conocimientos de manera reflexiva y racional.
El pensar sobre su propio pensamiento, utilizar vocabulario y conocimiento filosófico, implementar técnicas de razonamiento, fomentar la investigación y el diálogo, propiciar el uso del pensamiento creativo (divergente), aplicar en situaciones dadas el análisis crítico, potenciar el aprendizaje significativo y la educación en valores es el fin que debemos perseguir al filosofar con los niños.
El diálogo abierto, reflexivo y crítico es vital para fomentar la comprensión, adquisición de sentido y la actuación coherente. La filosofía en sí es una actividad racional, lo que inducirá al niño a que cuestione sus propias ideas, de manera tal que pueda descubrir cómo es el mundo que le rodea, cómo es posible mejorarlo e incluso descubrir quienes son ellos mismos, y así llevar el aprendizaje a tener un significado y una relevancia. Además, con el diálogo, se emplea la técnica de investigación por cooperación, donde se deben seguir los siguientes principios: Intercambio de ideas, capacidad de comunicación, saber dialogar, saber escuchar, compartir valores básicos: autonomía, igualdad, respeto, imparcialidad, compartir un método, actitud de respeto a los demás, libertad de expresión, etc.
Por último, para mejorar la capacidad de razonamiento del niño, este debe acostumbrarse a pensar sobre su propio pensamiento, por lo que esporádicamente se les invitará a analizar a detalle lo que piensa y a explicar qué dificultades percibe y las maneras que piensa pueden resolverse, y más adelante se le pedirá que haga lo mismo, pero indagando en los pensamientos de sus amigos, hermanos o relacionados.
Por su profundidad y el nivel de éxito alcanzado, se espera que la Filosofía para Niños preserve en ellos la inquietud filosófica que los grandes pensadores como Sócrates, Platón, entre otros, iniciaron y persistieron trascendiendo hasta la actualidad.
Lipman (1989) también sostiene que los niños son capaces de funcionar intelectualmente en un nivel más alto cuando se encuentran en situaciones de colaboración y cooperación que cuando están trabajando aisladamente. Por esta razón, la Filosofía para Niños fue extrapolada a diferentes ambientes, lo cual ha permitido tener certeza de la adaptabilidad sin importar el contexto socioeconómico o cultural, ya que puede ser implementada lo mismo en un colegio de elite como en una favela de Brasil.
Lipman, M. (1989). Filosofía para niños. Madrid. Ediciones de la Torre.