Nuestro país, es poseedor de múltiples riquezas. En cualquier dirección cardinal hacia donde uno se dirija. Puedes estar alto en la montaña con temperaturas templadas, digamos que 13°C en Constanza por decir una referencia y tan solo dos horas más tardes encontrarse dándose un chapuzón en la poza de bojolo, playa de Nagua a 30°C. Una de las coordenadas en la cual, en su gran mayoría, cuando se empieza a hablar de ella, muchos coinciden en querer conocer, más nunca se han aventurado, es el litoral sur de nuestro territorio.
Y es que realmente, no es un viaje “popi” o para estar cómodos que digamos, tirados en un “cheilón” (chairlong) extendiendo la mano para que le pasen un trago y empinar el codo. Ese tipo de turista, que respeto mucho, no es apto para esta liga. Estamos hablando de que hay que ser mochilero para en primer lugar, organizarlo y luego, adentrarse en lo que representa el viaje. Estamos hablando de todo un reto logístico. Algo tan simple como dónde dormir ya es un dolor de cabeza dependiendo la ruta que quieras hacer; por otro lado comer, si no organizas bien eso, puedes pasar horas de hambre. En tercer lugar, debes estar dispuesto a largas jornadas rodando, si, sentados atravesando carreteras. Estamos hablando que en promedio entre las 3 veces que he ido, son 1,200km cada viaje.
Inscribirse en un tour es una posibilidad, nada más que dependes de la ruta trazada y de los tiempos de otros. Para que sea todavía más extremo, imagina este escenario: tomar un vehículo, 2 neveritas en el baúl, una de picadera y otra de bebidas espirituosas. Entonces si estamos hablando de otra cosa.
Solo un ejemplo, y con esta una carnada motivadora. Este es uno de mis recorridos habituales de 4 días:
Jueves, Salida de S.F.M. 3:00 pm -Hotel Barahona 10:00pm.
Viernes, Salida 7:00am – Laguna de Oviedo – Los pozos de Romeo – Hoyo de Pelempito – Pedernales (Frontera) – Bahía de las Águilas – Hotel Barahona 9:00pm.
Sábado, salida 8:00 am – Laguna de Cabral – Polo Magnético – Paraíso – Minas de Larimar – Los Patos, San Rafael – Hotel Barahona 7:00 pm.
Domingo, Salida 8:00 am – La vuelta al Lago Enriquillo – Azufradas – Jimaní, Mercado de la Frontera – Las Marías, Las Barías y La Descubierta – Las caritas de los Indios – Neiba – Llegada a S.F.M. 6:00pm.
Se pueden hacer de la idea, cuantas historias, publicables o no, se pueden tener con un recorrido así y 4 exploradores. Suficiente material para una serie en streaming.
La historia de hoy, se trata de Pelempito. Debía hacer el preámbulo para poder entrarlos en contexto. Para quienes no lo conocen, pueden “googlear” pero les adelanto, que es donde aterrizó una gran nave espacial que dejó evidencia por la magnitud del hoyo. A lo mejor no era una nave, más bien un asteroide (quizás el que mató a los dinosaurios). Si quieren la versión ligera, entonces se trata de una enorme caverna, que se derrumbó. En fin, esto era lo que queríamos averiguar y debíamos presenciarlo; solo se sabe la magnitud de lo que se experimenta en esa zona, cuando se tiene de frente.
La verdad es que una cosa piensa el burro y otro el que lo apareja como dicen, no es lo mismo desde la comodidad de mi computadora esquematizar un viaje y lograr que salga al 100%. Una vez dejamos la carretera entramos en una zona todo de tierra. Me sentía orgulloso de tener un Nissan Sentra 4×4 preparado para correr, que conste que esa configuración de auto, no existe, solo en mi ingenua cabeza. De estar lloviendo, no llegamos. En seco, avanzar 20 metros, era un enorme sufrimiento. Había que desmontarse del carro, para evitar el mufler que ya se pichó, no siguiera sonando peor. Fueron 2 horas en un tramo de apenas unos 30 km. Siempre con el pensamiento de que no puede faltar menos de lo que ya llevamos recorrido, así llegamos a ese destino con un sentimiento más de “en donde fue que nos metimos”.
Tramo caminando y de repente, te encuentras en la cima de lo que se denomina por mucho y yo incluido, el Gran Cañón Dominicano. Estamos hablando de un lugar espectacular, el silencio, roto solo mínimamente por algún ave o el viento pasando entre los árboles con su característico olor a pino. Existe la paz, de verdad que existe. Este es uno de esos lugares que te envuelve y dices, cómo no había escuchado de esto, por qué no habré venido antes. Son de esas cosas que, por mejor dominio del lenguaje, solo se puede saber cuando se vive. Simplemente describirlo tomaría mucho más que un artículo.
Sucede, y aquí viene el drama y la tragedia. Una de las personas del grupo conocía otros aventureros que coincidimos en el observatorio del Hoyo de Pelempito. De regreso, vemos que andan en un todo terreno Jeep Wrangler, a lo que mi amigo junto con otro, para hacer el viaje en el carro más corto y aligerar peso, deciden bajar ese pedregoso camino, montado sobre el bumper trasero del vehículo, agarrados por los racks del techo llenos de bultos. Seguro leyendo piensan, pero ¿cómo se les ocurre hacer semejante cosa? Si, a nosotros, gracias.
Es cierto que el diablo no duerme, el conductor, que iba delante mío, digamos que distraído para no especular o adivinar sobre cuantas cervezas llevaba. Mirando algunos charcos de agua, y en tono de broma, decide mojar los 2 pasajeros de afuera, aceleró a fondo en la curva. Expulsó por los aires a mi amigo, quien vino a parar entre una mezcla de rocas filosas y cactus.
Cuando alcanzamos el grupo, recuerdo mirar el Jeep hacia un lado, mi amigo parado con la cabeza mirando sus pies, una persona con una botellita de agua tirándosela en la cabeza. Antes siquiera de detener mi carro, ya sabía lo que ocurría. Saqué una silla plegable del baúl, al sentarse, pude mirar lo pálido que estaba y como en su cabeza tenía 3 heridas cercanas a media pulgada cada una. Cada chorro de agua limpiaba la sangre, que poca no era, pero al mismo tiempo se podía observar su cráneo blanquecino que quedaba expuesto.
Cuando no esta para ti, aunque te pongas. Si esta para ti, aunque te quites. No era su momento. Junto con nosotros un médico que llevó su kit de primeros auxilios. Ahí estamos todos, a orillas de ese camino de tierra, con mi amigo sentado y el doctor suturándolo. Solo había una dosis de anestesia, así que pasado un tiempo recuerdo mi amigo decir: – “ya se está pasando el efecto, siento la aguja cada vez que entra” a lo que el doctor le responde: – “eso es mentira, no siento que me está doliendo nada, así que tranquilo que ya termino”. Curioso fue ver que por estar tan lejos de mejor asistencia, le cosió junto con los puntos, gaza a la cabeza. Así la herida se mantendría aislada de contaminación. Nunca pensé, aunque en el fondo me lo sospechaba, que la intención de ambos era proseguir con el viaje.
¿Farmacia en Pedernales, 15 años atrás? Vinimos a parar a una tienda de abarrotes que también era veterinaria, y fue ahí, sí ahí, donde conseguimos una anti-tetánica. Todavía al día de hoy no sabemos si destinada a uso animal, total. Esa noche nos unimos al grupo del Jeep y dormimos en casa de campaña en Bahía de las Águilas. Ya será en otra historia donde detallaré lo interesante que resulta un camping en ese sitio, sin repelente y con un bombillo conectado a la batería del auto, que por cierto se descargó.
¿Moraleja? No debería narrarse una historia sin dejar un mensaje.
Mientras los más adultos podrían decir: poco les pasó, imprudentes. Libertad y libertinaje son dos cosas distintas, hacer eso es un auto sabotaje, un acto de terrorismo… Por otro lado, los más jóvenes: Eso es inspirador, alguna vez ya quisiera poder tener aventuras así, debería programarme para vivir más experiencias “cool” … Yo que me encuentro en medio puedo asegurar: Todo, absolutamente todo lo que imaginas, lo puedes hacer. Solo recuerda que existe una delgada línea entre lo excesivo y lo lógico racional, cuando careces de esa vocecita interna que te aconseja o cuando no le pones asunto, es cuando se cometen hechos que atenta contra la vida misma. Tienes el poder de elegir, pero como todo, no abuses de ese poder pues te pasa la factura y en algún momento estaría fuera de tu alcance pagar esa cuenta.
De momento aquí lo dejamos, hasta la siguiente historia que bien podría incomodar, divertir o, todo lo contrario.
Twitter: @robertdarwin1