Señores las cosas de que están pasando en España son tan crudas, y amargas, que parecen sacadas de una auténtica novela de terror.
Que el gobierno del Partido Popular haya propuesto y promulgado un ley bautizada tan irónicamente de Seguridad Ciudadana, capaz de imponer multas por ofensas a España, de hasta 30.000 euros, (¡un millón y medio de pesos dominicanos!) el sueldo de dos años de un trabajador español con mucha suerte, o pretender otras de 600.000 euros,( ¡30.000.000 de pesos dominicanos!) equivalentes al valor dos apartamentos, treinta carros o varias vidas enteras cotizando para la jubilación en ese país, por manifestarse alrededor del Congreso de los Diputados.
Estas sanciones no son más que una muestra del enorme pánico que dicho gobierno le tiene a millones de ciudadanos que ven como se deteriora, día a día, su calidad y expectativas de vida y por ello se vuelven más intolerantes, demandantes, desesperados y, en consecuencia, hasta peligrosamente agresivos.
Pero en verdad, son los Gobiernos de España, quienes con sus ineptitudes, derroches sin fin, los desvaríos, sus casos de grandes corrupciones, y los cuantiosos desfalcos, los que en realidad ofenden de manera gravísima a los ciudadanos al enviarlos al paro, a la pobreza, a la emigración forzosa, o hasta al recurso extremo del suicidio, cuando los más débiles se ven despojados de sus viviendas por sistemas financieros con una ambición desmedida.
Pretende así el Gobierno del Partido Popular evitar las protestas masivas, y acallar de paso los abucheos, los silbidos a los símbolos que representan a España en zonas conflictivas, sobre todo en el País Vasco, y aún más en Catalunya, donde las muestras de repudio al Presidente, a los funcionarios del gobierno, al Rey u su familia, al himno, a la bandera española y otros símbolos llamados nacionales, son la respuesta a las numerosas y frecuentes vejaciones recibidas.
Cabe preguntarse al respecto si las ofensas a España, son multadas, si las hechas a Catalunya o al País Vasco, serán sancionadas por iguales motivos o en la misma proporción. Conociendo el paño con que está elaborado el tejido ideológico del P.P. nos permitimos dudarlo.
Volver a la antigua política franquista del garrote y la amenaza no acabará con el malestar que producen los recortes tras recortes y las marchas atrás con tantos logros sociales obtenidos a base de largas luchas y sacrificios. La fiebre, señores del Gobierno, no está en las sábanas ni es inteligente culpar a los síntomas en vez de a las causas, o sea, reprimir las manifestaciones para tratar de esconder sus numerosos fallos y responsabilidades.
Nos gustaría saber cómo las ¨ fuerzas del orden ¨ va a multar a sesenta, setenta u ochenta mil personas cuando le piten al himno nacional, quienes de seguro, lo harán con más fuerza y durante más tiempo en respuesta a tan increíbles sanciones.
El gobierno, tan susceptible y tan defensor con la Marca España deberían pensar como se refleja la imagen de un país que puede imponer leyes tan severas, que ni el mismo déspota de la antigua Grecia, el temido Draco, hubiera sido capaz de promulgar.