Rubén Amado Martínez, es el segundo de ocho hermanos procreados por los señores Silvia Dolores Martínez y Eloy González Madera de la comunidad de Villa Vásquez, donde nació el 25 de mayo de 1951.
“Desde pequeño siempre tuve luz propia y mente desarrollista, yo no quería seguir siendo agricultor y buscaba mi bienestar, nací en un campo donde la agricultura no es muy próspera y salí buscando prosperidad, cuando llegué a San Francisco de Macorís fue una bendición lo que encontré y de aquí yo no me voy, este es muy pueblo y lo defiendo a carta cabal”, afirma Rubén en una entrevista que concedió a un redactor de EL JAYA.
A sus 71 años que acaba de cumplir, Rubén Madera como se le conoce, es un próspero empresario presidente del Grupo Ruamar integrado por la financiera que acaba de inaugurar una oficina en Las Guáranas que es la sucursal número 55 a nivel nacional, razón por la que se traslada de una región a otra en su helicóptero por su enorme seguridad y distancias.
También Coop-Ruamar, que está modernizando su tecnología para que los socios puedan ver en línea sus depósitos y movimientos desde un celular, una tablet o la computadora.
Otras empresas son el taller Rua-Car para el mantenimiento de vehículos de alta gama, los vehículos de su empresa, al público en general y un call center.
Recuerda que llegó a San Francisco de Macorís de unos 16 años en 1969 con el segundo aprobado para continuar estudiando el bachillerato. Le acogió su tío Leandro Madera que trabajaba para el Ing. Salomón Rizek, luego con el síndico don Edito Kunhart y después administrador del estadio Julián Javier.
Agradecido del doctor José A. Rodríguez Conde (Joselín)
El primer empleo de Rubén en San Francisco de Macorís fue como cajero del Banco Popular cuando estaba en la calle Ing. Guzmán Abreu esquina San Francisco. De aquí pasó a trabajar en la empresa financiera del doctor José A. Rodríguez Conde (Joselin) quien le duplicó el sueldo.
Acerca de doctor Rodríguez Conde Rubén afirmó “el doctor Joselín Rodríguez Conde es uno de mis ídolos, es mi norte a seguir en determinados momentos, de él estaré por siempre agradecido porque me enseñó a afrontar diferentes situaciones para evitar la ira, los impulsos y las actitudes desagradables, fueron lecciones de vida que me han ayudado para aconsejar a otros y tengo una familia linda por esos consejos; enseñanzas para tener paz buscándole el lado amable a las cosas y he tenido éxitos, Dios me ha dado más de lo que yo merezco”.
La familia su mayor tesoro
Rubén habla con orgullo de su familia de la cual afirma es su mayor tesoro. Está integrada por su esposa Aura Toribio, sus hijos doctor Rubén Amado, licenciada Aura María (Aurita), licenciado Rubén Darío Martínez Toribio. De mis hijos te digo que son mejores que yo, Rubén Amado es médico internista en Orlando, donde reside; Aurita está con nosotros en la empresa, es mi asistente y el menor de mis hijos Rubén Darío es economista residente en Austin, Texas.
Aura Toribio de Martínez es Vicepresidenta de la empresa y al referirse a ella afirma que “mi esposa Aura es una mujer excepcional, super excepcional buena esposa, buena madre, buena compañera en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad siempre ha estado ahí, por lo que vamos a estar el uno para el otro en nuestra vejez”.
Le aconsejaban adquirir un helicóptero
Por los riesgos y peligros que aparecen en las largas distancias que tenía que recorrer en vehículo, amigos empresarios le aconsejaban a Rubén adquirir un helicóptero, además por el rendimiento en el trabajo de oficina. Así que comenzó a usar helicópteros a veces rentados y otras veces a título de préstamo, pero no tomaba la decisión de comprarlo.
“Un día salimos de aquí mi chofer y yo a las 5:00 de la mañana para Barahona, allá trabajé una hora y cuando regresábamos hacia San Francisco de Macorís a las 10:30 de la noche, en la Cuesta de Miranda, vemos un vehículo que iba en vía contraria, el chofer me pregunta si tengo el cinturón, qué hacemos?. Le dije acelera, no te detenga que sea lo que Dios quiera. Cuando vieron que era verdad que íbamos para encima de ellos, se tiraron a la cuneta, no pasó nada y llegamos a San Francisco de Macorís, relata Rubén.
A partir de esa experiencia reflexioné y con el consejo de administración consensuamos comprar un helicóptero pequeño usado pero en buenas condiciones para evaluar si realmente lo necesitaba. En realidad no pasaron tres meses y cuando vimos el rendimiento me dije que debimos haberlo adquirido cinco años atrás, entonces decidimos comprar el tipo ejecutivo que tenemos en uso.
Fíjate, ayer miércoles 8 de junio yo estuve trabajando en mi oficina de San Francisco de Macorís hasta las 11:00 de la mañana, tenía una reunión en San Juan de la Mañana a las 12:00 meridiano y a la 1:30 de la tarde almorcé en Sabana de la Mar. Es decir, esas grandes distancias no se pueden recorrer en vehículo, en el helicóptero cualquier distancia por grande que sea la cubrimos en una hora con comodidad y sobre todo la gran seguridad que me ofrece este equipo. Otro aspecto que destacó es la mínima depreciación del helicóptero.
El helicóptero ejecutivo que tenemos en uso desde hace cuatro años costó un millón 400 mil dólares, y ahora el mes pasado el seguro lo evaluó y cuesta un millón 600 mil dólares.
Pasión por el béisbol
Rubén Madera es el representante del equipo Gigantes del Cibao ante la Liga Dominicana de Béisbol (Lidom), una de las formas de mantener su vinculación con el deporte. Fue atleta de béisbol y softbol de veloces piernas por lo que siempre fue jardinero central que le permitían hacer grandes atrapadas y como bateador innato convertía muchos batazos sencillos en triples con gran facilidad, como Miguel -Guelo- Diloné.
Afirma que ha cumplido a plenitud su vida deportiva y social en San Francisco de Macorís como presidente de clubes, asociaciones y patronatos a los cuales mantiene su apoyo.