En la primera entrega del presente trabajo establecimos que en el discurrir de estos ocho años del pacto educativo ha habido más incumplimientos que cumplimiento de los compromisos pactados, y asumimos el compromiso ante nuestros queridos lectores de fundamentar esta conclusión a la que hemos arribado.
Cumpliendo con ello comenzamos a evaluar en esta segunda entrega los compromisos contraídos para la educación preuniversitaria y el nivel de avance de los mismos.
En su numeral 3.1., el Pacto establece que la educación inicial debe comenzar a partir de que nuestros niños y niñas cumplan los tres años de edad, sin embargo nuestros niños y niñas siguen ingresando al sistema educativo público al cumplir los cinco años de edad. No hemos observado políticas, en ninguna de las gestiones del MINERD desde el 2014 hasta hoy, que abonen a ese propósito; con ello se incumple con la Estrategia Nacional de Desarrollo sustentada en la ley 01-12.
Cabría preguntarse ¿interesa a las autoridades que nuestros niños y niñas tengan acceso a la escuela a los 3 años o prefieren que esto siga siendo una ventaja únicamente para el sector privado?
Tener acceso a la educación a temprana edad es un tema de inclusión y de oportunidad para las grandes mayorías de nuestro pueblo de que sus hijos e hijas empiecen a tiempo el camino hacia su desarrollo integral, por lo que no cumplir con esta meta es retrasar la estimulación temprana que contribuye a impulsar el desarrollo cognitivo, social y emocional durante la etapa infantil de 0 a 6 años.
El numeral 3.2 habla de ampliar la atención integral a menores de 5 años, sin embargo esto se ha quedado de forma muy limitada en la creación de estancias infantiles que más bien han sido concebidas como guarderías para el cuidado, dejando de lado el concepto de centros para la atención y la educación integral.
3.1.3 Respecto a la cobertura, la matrícula aumentó de manera considerable en el nivel primario llegando a más de un 90%, mientras que en el nivel secundario persiste la baja cobertura que deja fuera a más del 30% de nuestros Jóvenes y más del 50% no concluye sus estudios.
Esto indica que el sistema educativo continúa sin dar solución a la realidad de la juventud en cuanto a su acceso y permanencia.
Estos aspectos deben ser evaluados en un proceso integral de la marcha del Pacto Educativo partiendo de las políticas y estrategias trazadas desde las distintas gestiones del MINERD ya que las cifras siguen dándonos en la cara respecto a garantizar la cobertura que necesita nuestra juventud.