La ignorancia es el medio de cultivo por excelencia para la siembra de despropósitos, está permite avanzar por rutas que inducen al despeñadero, inadvirtiendo el costo social e individual, en fin, ella misma nos permite aplaudir y convivir en cualquier postrero.
Los sectores de poder, tanto político como empresarial, religiosos y demás, apuestan a la ignorancia colectiva, ya que les ha favorecido, además, la atomización social, el ¨bendito¨ individualismo preñado de inconciencia, también les favorece en su recorrido.
Haciendo un análisis del histórico, identifico que “la culpa de todos los males, esencialmente, reposa sobre el cuestionable Sistema Educativo con el contamos”, no menos cierto, es que el Sistema Educativo es responsable de nuestra ignorancia, porque como país tercer mundistas se ha querido apostar a la Escolaridad para la erradicación de todos nuestros males, olvidando que además de la escolaridad, el sistema educativo tiene un alto componente social, que tiene que ver con una construcción social, porque las sociedades se construyen, se cimentan en valores, promovidos como políticas públicas desde la responsabilidad imperante del Estado, que culmina en la asimilación de la sociedad como modo de convivencia, pero aquí satanizamos el maestro, porque este no sale en campaña a dar besos y abrazos.
Los esfuerzos de cambiar no deben estar enfocados en la curricula académica, ya que lograr la transformación que demanda nuestra sociedad, como ya hemos dicho, y vale repetir una y otra vez, no es únicamente desde las aulas, es desde el tejido social, de manera integral, higienizando nuestros medios, todos apostando a la educación integral, y con una sólida base de compromiso social, y de políticas públicas enfocadas en que eso sea una realidad.
Identifico que parte del desenfoque existente en el país comienza, lastimosamente desde el mal ejemplo dado por quiénes más están llamados a dar “buen ejemplo”, como es el caso de los congresistas y legisladores, que habiendo tantos medios y modos de producción saludables, enfocan sus negocios principalmente en bancas de apuestas, galleras, máquinas tragamonedas, burdeles, casinos, entre otros no menos roedores, que mantienen cada vez, menos capaces de trasformación, a una sociedad que pide a clamores impotentes, que se le transforme, contribuyendo e incrementando asi el nivel de ignorancia, desde allí patrocinar la micro corrupción que carcome el 30% de las economías hogareñas, además de estar diseminados en toda la geografía nacional, que nuestros hijos tienen que pasar por dos y tres al salir de cada escuela o de la casa, luego se idealiza querer una sociedad decente, cuando principalmente se promueven los vicios y la corrupción en todo su esplendor, desde el primer poder del estado.
Igualmente es muy cuestionable el perfil de esos “empresarios” metidos en la política, no evidencian el compromiso social en ningunos de sus accionar, sino la facilidad que le da el poder del puesto ocupado, para operar a sus anchas, con un crecimiento económico que hace sombra en la clandestinidad evasora, aunque el principal mal que provoca, es el de incentivar el aventurerismo, los vicios fomentado en el tejido social como macabra idea de progreso, del aventurerismo económico como medio y modo de ascenso social.
Uno de los grandes males que nos aqueja, es la violencia delincuencial y social, la inseguridad ciudadana, le echamos la culpa a la Policía Nacional, a los fiscales, a los jueces del pandemonio imperante en las calles, pero muchos ignoran que estos actores solo hacen lo que las leyes prevén y tipifican y fuera de ahí no pueden hacer más, es entonces que entendemos que los hacedores de las leyes, los congresistas, esos pseudos empresarios, son los principales responsables de la elaboración de las normativas y que a estas alturas del partido, aún no se entiende la razón lógica y coherente de que hoy no exista un código procesal penal actualizado, que responda a las nuevas tipologías delictivas y que pueda dar respuesta a las letras muertas existentes en las leyes que mantienen atado de manos a quienes aplican la justicia desde el ámbito de una sociedad que involuciono en valores, pero que revolucionó en los delitos y por ende se necesitan estudios sociales, que nos orienten lo que debemos hacer, y para eso están las universidades, y no lo hacen, entonces hemos dejado el poder de la decisión en manos de la ignorancia, y de la incompetencia, porque los creadores de nuestras leyes, están en Belén con los pastores, y como su mercado no es afectado, porque son riferos, y promotores de la corrupción social en su mayoría mecánica, y con una publicidad cosmiatria, mas, par de besos y abrazos, saben monetizar la ignorancia, además que necesitan mantener vivo el mal, para promesas de las próximas campañas, la culpa siempre será de otros.
La violencia social que nos sacude, multifactorial, no es frenada, ni atendida, porque el Estado ha abandonado su rol social y solo se preocupa por la visión rentista y financista del manejo de la ¨cosa pública¨, pero los culpables son otros, porque ellos saben monetizar la ignorancia.
El caso Elizabeth Silverio que deja al desnudo los flancos abiertos por el vacío institucional que vive el país, que son aprovechados por avivatos para vulnerar un pueblo, este caso no se hubiese registrado en nuestros archivos criminales, si la NEGLIGENCIA estuviese un costo, y ese costo le hubiese significado el sometimiento de medio Ministerio de salud, responsable de vigilar, este y otros tantos casos, porque es tan falsos sus titulaciones, como la alteración de medicamentos no regulados por la industria, sin estudios científicos que lo avalen, importaciones indiscriminadas, con farmacias no reguladas, que curan todo, mas no sirven para nada, (“como por ejemplo los productos naturales”).
Pero en todo caso la legislación de nuestro país, muestra su negligencia, porque las penalidades son tan lithg, que lejos de castigar, promueven, veamos el mismo caso de la fiscal Higuey-Romana, no se sabe a quién sancionar, ni que sancionar, porque nuestras leyes, en muchos casos, no van delante de la comisión de los delitos para prevenir y/o para proteger ante la comisión y he aquí donde queda más que evidenciado, la falta que nos hacen verdaderos regímenes de consecuencias, o mejor dicho… Verdaderos congresistas.
El más burdo ejemplo de la monetización de la ignorancia, lo es nuestro sistema partidario electorero, con promesas falsas, infundadas, ilegitimas, carentes de toda lógica, como cito uno de los casos, “ La descabellada propuesta de la devolución del 30% por parte de las AFP” donde hasta los regidores hacían campaña con esa propuesta, son promesas que se convierten en estafas, pero como aquí la mentira no es delito, más bien una olimpiada, a ver quién es más… “ahí es donde verdaderamente la política se convierte en un esquema piramidal, pero estos casos no la prevén nuestros códigos, ni son perseguidos como tal, por eso no corren con la misma suerte
Por lo que se puede ver, no solo Mantequilla monetiza la ignorancia, ahí nuestros políticos, son expertos.