Creemos que es el momento de tomar medidas drásticas y definitivas para controlar el uso indiscriminado de muchas medicinas.
La población debe comprender que estas tienen sus indicaciones precisas, sus dosis, que se calculan de acuerdo a la edad, al peso del paciente, al grado de intensidad de la enfermedad, a la presencia o no del embarazo o lactancia, etc.
Comencemos con la ampicilina: el uso de este antibiótico ha sido desvirtuado , se vende hasta en los colmados y se toma hasta para un dolor de cabeza o de muelas; este uso absurdo y en dosis alocadas han provocado la notable disminución del poder bactericida de tan noble antibiótico.
Si hablamos del ketoconazol el asunto es más grave; su grado potencial de toxicidad hepática ha circunscrito grandemente su uso oral. Sólo se recomienda su utilización en algunas micosis de piel, en forma de cremas.
Nunca deben tomarlo los que sufren del hígado, las embarazadas o las que piensan estarlo, ni las que están dando seno. Creo que la mitad de los pacientes que recibimos se están untando ketoconazol como si de una gracia se tratara, sin saber que están empeorando sus dermatosis pues raras veces se lo aplican en la patología indicada.
Continuemos con el Alopurinol: los que están sufriendo de “ácido úrico, enfermedad de palmas y plantas que no tiene absolutamente nada que ver con el ácido úrico elevado, como hemos comentado en artículos anteriores, lo toman irracionalmente sin saber a lo que se exponen si no toman por lo menos dos litros de agua diariamente y si no suprimen en lo absoluto la ingesta simultánea de bebidas alcohólicas.
Reiteramos: “el sufrir del vulgarmente llamado “ácido úrico”, no tiene relación alguna con su ácido úrico en sangre y su tratamiento está muy lejos de ser el alopurinol.
Sigamos con las “manchas de parásitos” manchitas difusas, blanquecinas -hablando con propiedad son hipocromicas- que salen en la cara y en los miembros superiores de los niños.
Esas marchitas no tienen relación con los parásitos intestinales y no hay razón para someter a esos angelitos al bombardeo semanal o mensual de Albendazol. Es abusivo el uso que se le dá a este y otros productos similares en nuestra población infantil.
Y, basta por hoy. Ya continuaremos con otros temas como el censurable uso de penicilina tópica, esto es, frotada o untada en la piel; del litargirio para el mal olor, de las famosas “cremas haitianas para el acne y el blanqueamiento de la cara, etc, etc.