Buenos días, caballero
-Buenos días, ¿qué desea?
Pues todo su dinero, el reloj, las prendas, y si me apura, hasta los pantaloncillos aunque estén sin lavar
-Pero… ¡santo cielo ¡¿esto qué es?
Pues un atraco en toda regla, por favor la cartera primero, es que tengo bastante prisa, debo atender a tantos clientes…
-Con ese puñal tan largo y reluciente que me apunta a la barriga no puedo negarle nada, aquí está, solo tengo unos dos mil pesos el reloj la cadena y el anillo, espero que sea suficiente, ¿sabe? la cosa está apretada…
Y que lo diga, ahora tengo que hacer horas extras, cuatro asaltos en sola una noche, tanto estrés y tanta escapada rápida agota a cualquiera…
-Señor atracador, ¿podría quedarme con la licencia y la cédula?…es tan complicado hacer los trámites para sacarlas de nuevo…
Lo siento, pero un asaltante que se precie debe tirar los documentos en vertederos o tanques de basura, es casi un rito, además debemos causar las mayores molestias posibles a los asaltados, ese es nuestro oficio
-Vaya, lo entiendo, ¿y no le teme a los policías? los de aquí no son fáciles…tatatata!!…
-En absoluto, más bien son ellos los que nos temen a nosotros, somos tan malones que no nos asustan ni los llamados intercambios de disparos…
-Perdone que se lo diga, pero usted parece muy amable para ser delincuente…
Los tiempos cambian, yo asistí a la Universidad del Delito, me gradué en Atracos Express, una especialidad muy completa, hasta incluye clases de buenos modales, lo cortés no quita lo bandido
-Oiga, ya que le dado todas mis pertenencias ¿no irá a hacerme daño, verdad?
Depende de si hace o no resistencia al asalto, yo le recomendaría estarse quietecito y recibir un pequeño puyón, en el hombro o en un brazo, de lo contrario, su esposa pensará que se gastó los pesos con otra, o bebiendo con los amigotes, ¡menudos pleitos le esperan!, y hasta la policía podría sospechar y acusarle de un auto delito.
-Eso tiene mucho sentido pero, por favor, que sea un pinchazo leve ¿duele mucho?
Casi nada, recuerde que soy un profesional, remánguese hasta el hombro, así, muy bien, cierre los ojos… ¡ zás ¡ ¿ lo ve?, ni se sintió, deje que la sangre le empape bien la camisa para hacer más dramático el asalto.
-Gracias, ¿ya hemos terminado?
Del todo, recuérdese desinfectarlo y usar un buen detergente para manchas difíciles
-Hay que ver como cambian las cosas con la amabilidad, ¡sin duda el mejor atraco que he tenido nunca!…