Querido Enrique Blanco, al decir Wilfrido Vargas en tu merengue, que tú eres el conquistador de las montañas, hay historiadores que escriben de ti como una fábula, una verdad, una historia, algo así como un Robin Hood dominicano, un superman norteamericano, pero no un superman tan lambón de los dueños de los bancos, los ricos, o un hombre débil con la periodista Lois Lane, quien supuestamente era su novia.
Querido Enrique, me identifico contigo, pero me gustaría saber si tú estabas consciente del precio que se paga por ser un opositor a la gente de poder como era Rafael Leónidas Trujillo, no solo te mata con un tiro, sino que te ensucia, desforma tu personalidad, te publican como un hombre malo, un bandido, un desgraciado, un enemigo de la patria, como le dijo el obispo Tomás Bobadilla a Juan Pablo Duarte, si no apoyaba al dictador Pedro Santana.
Sé que debe ser muy duro para ti, querido Enrique, tener un pueblo en contra por la campaña de mentiras que mantenía el dictador Trujillo de tu rebeldía.
Querido Enrique Blanco, de estas cosas yo sé mucho, en el 1984, fui calumniado por el transfuga histórico de Rafael Santos, secundada aquí en San Francisco Macorís por el falso héroe Hernán Sánchez, reforzado por todas las directivas de la ADP de aquel entonces, ensuciada por todos los dirigentes del sindicato de maestros impidiendo ser reconocido por el esfuerzo de fundar la primera Escuela De Educacion Especial (Larpe), cofundador de la ADP a nivel nacional y local.
Enrique con tu muerte y la muerte de tu familia, aprendí que hay gente que tienen que morir para ser reconocido, tú por Wilfrido Vargas, el conquistador de las montañas y yo muerto por escribir más de 10 libros, 50 años de maestro, 14 de catedrático de la Universidad Católica Nordestana UCNE, motivador de la creación de la zona turística de la Malena, cientos de cartas publicadas en el periódico del pueblo EL JAYA, y sobre todo el pronóstico, 30 años atrás de que el narcotráfico era una nueva clase social con todos los poderes de una clase en el poder, además decir que los homosexuales y lesbianas iban a ser nombrados en los mejores puestos de cada gobierno en el mundo bajo la frase, “somos muchos y seremos más, ¡viva los maricones!”.
Querido Enrique, tu grandeza está que desafiaste una dictadura fresca con apenas cinco años en el poder de 1930 a 1935, que luego duró hasta el 1961, tu duración de lucha contra Trujillo, fue más duradera que las expediciones de 1947 y la de 1959 de Constanza Maimón y Estero Hondo.
Te mataron por problemas de salud, pero no por cobardía, sino por la traición de un compadre tuyo hoy en día 88 años de tu muerte, siguen los compadres y falsos amigos practicando la traición.
Querido Enrique, todo sigue igual, para ser reconocido hay que morir, de lo contrario tiene que llegar a viejo y de ser posible tener un secreto público que sufre un poco de Alzheimer o un cáncer agresivo en la próstata, o una artritis que no te permite caminar normal para recibir el certificado de reconocimiento y producir en el público la más triste de las penas porque la pena es una creación de los humanos, nadie nace con pena.
Querido Enrique, tus actos de guerrillero individual muchas veces dormía en la oscuridad, tú igual que yo amamos nuestra personalidad hasta la sombra que proyectamos por el efecto de la luz del sol, pero no tenemos miedo de dormir en la oscuridad por temor que se pierda nuestra sombra.
Atentamente
Manolo Bonilla
La sombra.