Es fácil encontrar personas comentando las noticias diarias, haciendo análisis de la situación nacional e internacional que viven los seres humanos, fruto de la corrupción y del terrorismo.
Es tan común esta situación, que cualquier persona da su opinión y la cataloga, en ocasiones, como verdad universal. Pero el dilema, por decirlo así, es que son individuos que no pasan de ahí, pues, solo ofrecen su punto de vista sobre la realidad social, indican las posibles soluciones que los gobiernos y las personas deben asumir para que las cosas mejoren, sin comprometerse en ningún sentido.
La actitud de presentar orientaciones y consejos para que las cosas que afectan nuestras relaciones humanas cambien, se ha vuelto una costumbre, un estilo de vida y un sistema de comportamiento que duerme lentamente la conciencia humana.
Ya que, sin darnos cuenta, muchos piensan que los cambios y las transformaciones sociales tienen que venir solamente de arriba, es decir, de los líderes políticos, de los empresarios y personas con una gran influencia nacional cuando está demostrado históricamente, que son las personas sencillas, las que viven dentro del pueblo, quienes han iniciado las grandes revoluciones sociales a lo largo de la historia.
Por eso mismo, el ser humano no puede olvidar su historia, sino que debe llevarla siempre en su memoria, para no cometer los mismos errores que se dieron en el pasado. Por tanto, todos tenemos la obligación y la responsabilidad de dejar la próxima generación en un estado mejor del que la encontramos. De aquí que no podemos quedarnos con los brazos cruzados observando cómo la injusticia, la violencia y toda clase de maldad, se apodera de las calles y de las ciudades.
Todo lo contrario, tenemos que tomar pequeñas iniciativas, ya sea en las redes sociales, compartiendo pensamientos e ideas con personas que estén preocupadas por lo que vive nuestro país y el mundo, o simplemente, cambiando de horizonte.
Hoy se hace urgente contar con personas decididas y comprometidas con la verdad y con los valores humanos y cristianos. Individuos que critiquen y a la vez, aporten soluciones concretas a las problemáticas que nos afectan como seres humanos. Gentes que sean capaces de tener sentido común por aquellas personas que sufren el maltrato y las burlas de los que se consideran dueños de la sociedad.
En definitiva, ante una sociedad confusa, llena de miedo, y pesimista por el panorama delincuencial en la que se encuentra arropada, hay que seguir dando lo mejor de sí mismo, primero con el propio ejemplo, es decir, con el cumplimiento de los deberes como ciudadanos y luego desde nuestros talentos, capacidades y virtudes.
Pues, toda transformación conlleva su tiempo gradual. Por tanto, debemos continuar buscando soluciones, denunciando las injusticias y tener siempre la esperanza de que “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante”.
Debemos confiar en Dios y poner toda nuestra fuerza de voluntad para ser recordado como valiente y no como indiferentes.