Cerrar el corazón
resulta imposible,
resulta insensato exiliarse de él.
Se hace necesario
tomar un pincel, untarlo en los miles de colores de la paleta y
poner otra capa, y dibujarlo como tu quieras, seguir.
Porque el encierro es doloroso, es solitario como la clara noche.
Es niebla en el azul más perplejo y abundante del día.
Es un aullido en medio de la nada, porque la nada es soledad.
Sanar no es quietud, es aceptación y parte de la elección desde ese vistazo primero.
Pinta de colores las ganas de tu ser, arranca la vida de los tulipanes.
Busca el ciprés en el desierto, y úsalo.
Cierro el corazón
al corazón.
Le trazo doble puerta para que permanezca allí,
por realización natural de la existencia humana.
Resulta insensato exiliarse de él.
Deshoja las rosas una y mil veces, porque habrán vidas sin ellas.
No te exilies.
Inspirado en “Poniendo orden”
Sara Búho